Algunos sociólogos piensan que en el consumo de drogas ya no se van a producir cambios importantes y que las adicciones también están marcadas por las modas. Lo cierto es que hace unos años la droga que más se consumía era la heroína, que ha quedado relegada a un segundo plano por la cocaína y las pastillas, y la última sustancia de moda es la ketamina, que se usa como anestésico en veterinaria y en cirugía pediátrica.

El crecimiento del consumo de cocaína --aunque no de forma tan desmesurada como se auguraba hace unos años--, éxtasis y cannabis y el que la heroína ahora se consuma fundamentalmente fumada y mezclada con cocaína --el denominado speedball -- ha provocado, en cierta forma, que exista una menor percepción del riesgo en la actualidad, ya que está desapareciendo la figura del yonqui y la droga no se relaciona tanto con la marginalidad.

Pero el peligro está ahí. La adicción provoca cambios neuroquímicos, deterioro físico, predisposición biogenética a desarrollar enfermedades, deterioro de la calidad de vida, pérdida de control... Y en los últimos años, el consumo se inicia a edades más tempranas.

Los expertos inciden en que en el triángulo formado por la familia, la educación y el tiempo libre es donde suele estar la causa de una adicción en los jóvenes, así como las claves para su detección. El cambio repentino de hábitos, de carácter, de amigos, o un bajón en el rendimiento escolar son algunos de los factores que indican la aparición del problema.

Actualmente son varias las drogas que se consumen con mayor frecuencia en la región. Estas son sus consecuencias: