Hace poco hubo una oleada de robos en las casas del pueblo que están vacías y que solo se ocupan en vacaciones, por ejemplo en Semana Santa, cuando viene la gente oriunda que mantiene la propiedad pero vive fuera. Era un grupo que actuaba por la noche, a sabiendas de que aquí el cuartel solo está abierto hasta las dos de la tarde y que la patrulla de guardia que compartimos con la comarca unas veces pasa por la mañana y otras por la tarde. Al final los pillaron, eran unos chavales. Pero este es uno de los temas que preocupa a municipios como el nuestro, porque la Guardia Civil está escasa de personal», expresa Antonio Sierra (PP), de 43 años y alcalde de Cheles, una localidad pacense de unos 1.200 habitantes que linda con La Raya. «Cuando yo era un niño estaba el cuartel lleno de gente, los guardias vivían ahí con su familia, ahora no se queda nadie por la noche. Lo que tenemos es el comandante de puesto (el que está en la oficina), pero cuando acaba el turno (hasta las 14.00 horas) se cierran las dependencias y ya hasta el día siguiente. Y la patrulla que cubre varios pueblos que, depende de dónde esté, pues tarda más o menos en llegar cuando se necesita», agrega. Y apostilla: «El ayuntamiento también tiene un auxiliar de policía municipal (por las mañanas) que hace de refuerzo en las fiestas, por ejemplo, pero siguen siendo pocos recursos».

Lo que Antonio Sierra relata es el ejemplo de lo que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) viene denunciando en los últimos años. Las plantillas se han ido reduciendo y la eficacia del servicio se ve afectada por la falta de personal, el cierre de instalaciones (que quedan abandonadas) y una distribución territorial que, según AUGC, es obsoleta.

Según las cifras que recoge esta entidad (desde la Delegación del Gobierno no han querido aportar datos en este sentido), más de la mitad de los municipios extremeños carecen actualmente de Guardia Civil, una realidad que afecta principalmente a pueblos pequeños de escasos habitantes donde, en bastantes ocasiones, tampoco existe policía municipal y la seguridad y vigilancia corresponden a la Benemérita.

En la provincia de Badajoz hay actualmente 87 cuarteles para 164 municipios. Solo seis de ellos funcionan las 24 horas y se ubican principalmente en las grandes localidades. En territorio cacereño son 89 para 221 (dan servicio completo de 24 horas solo 15).

AÑOS 60 / En muchos de los pueblos sí existieron, en tiempos, dependencias oficiales --algunas incluso con viviendas propias-- que implicaba una presencia continua de autoridad. Es el caso de Bodonal de la Sierra (casi en la frontera con la provincia de Huelva, unos 1.500 habitantes, perdió la mitad de ellos con la emigración), donde las instalaciones se han convertido en un centro médico, la casa de la cultura y la biblioteca. «Desaparecieron en los años 60 y ahora nos da servicio Segura de León, que está a cuatro kilómetros. Pero por la tarde está cerrado y, si hay una urgencia, hay que llamar a Zafra», explica el alcalde, Luis Cid (PP). No obstante, su opinión difiere del edil de Cheles y considera que el servicio «es suficiente».

«Los pueblos están cerca y no sentimos carencias», subraya.

Desde Segura de León, que cuenta con unos 2.000 habitantes, el alcalde, Lorenzo Molina (PSOE), coincide con Cid, pero reconoce que han tenido días en que el pueblo ha estado sin ningún tipo de vigilancia. «Aquí sí tenemos policía local, pero hay veces que ha coincidido que no están ni unos ni otros porque la patrulla de Guardia Civil se encuentra de refuerzo en alguna campaña de tráfico y los agentes de policía han tenido que hacer servicios extras por algún evento concreto. Y de madrugada tampoco hay nadie, claro».

«No obstante --quiere añadir--, cuando hemos tenido algún caso de violencia de género, por ejemplo, la respuesta ha sido rápida».

DENUNCIA / Desde la AUGC se lamentan de que la plantilla en la provincia de Badajoz ha ido disminuyendo progresivamente desde 2011 y se han perdido 80 agentes. Actualmente, la componen 1.587 guardias. Además, denuncian el mal estado y el abandono de las dependencias que en su día sí funcionaron.

En este sentido, el alcalde de Cheles quiere lanzar un mensaje: «Aquí en el pueblo hay 17 viviendas que pertenecían a la Guardia Civil pero que ahora se están deteriorando sin que nadie las ocupe y lo cierto es que es una verdadera pena. Ya he pedido al Ministerio del Interior que las conceda al ayuntamiento para poder convertirlas en pisos sociales, porque son casas que no se usan y hay familias que las necesitan. Y es algo que se podría hacer en otros muchos municipios».

Desde la provincia de Cáceres también llegan quejas de la asociación unificada. Aseguran que la plantilla ha ido adelgazando igualmente y que actualmente «está compuesta por 969 agentes de los 1.148 que figuran en revista». Esto supone, detallan, un efectivo por cada 420 habitantes, «siendo Cáceres una de las provincias con menor proporción de guardias civiles».

OTRAS OPINIONES / Algunos alcaldes cacereños son reacios a compartir esta crítica. Es el caso de Elías Hernández, del partido Agrupación de Torrequemada, que gobierna en el municipio de mismo nombre (650 habitantes). Aquí también existieron dependencias, hace varias décadas, cuyas viviendas fueron vendidas a particulares.

Hernández subraya que no sienten inseguridad en este sentido y cree que los recursos son adecuados.

Similar percepción tiene el edil de Benquerencia, Alberto Buj. Los aproximadamente 82 habitantes de esta localidad son atendidos por el cuartel de Valdefuentes.

Pero algunos vecinos de la zona sí coinciden con las críticas de la Guardia Civil y apuntan que los pueblos que mantienen el cuartel suelen registrar menos incidentes. «Puede que sea así, pero este área es muy tranquila», indica Buj.

Desde la delegación cacereña de AUGC insisten en que «la merma de efectivos que está sufriendo la provincia afecta especialmente al medio rural: «La falta de personal está suponiendo el aumento de robos y hurtos en las explotaciones agrícolas y ganaderas y, prácticamente, se han duplicado en los últimos cinco años. Son hechos que han sido denunciados en reiteradas ocasiones por las propias organizaciones agrarias».

Asimismo, manifiestan que muchas veces se mantienen cuarteles «por mera función presencial pero que al final en muchos casos permanecen cerrados por la falta de efectivos».

Es lo que temen que ocurra en pueblos como Cheles, donde su alcalde reivindica que «lo importante es que haya suficientes patrullas de guardia que puedan atender a toda la comarca» y que, sobre todo, las antiguas dependencias abandonadas se destinen a otros usos útiles para el pueblo antes de que se deterioren por completo.