Marruecos ha pagado el precio de su alianza estratégica con Estados Unidos. El reino magrebí, que hace unos meses recibió amenazas directas de Osama bin Laden, sufrió el viernes por la noche los atentados más mortíferos de toda su historia, y se colocó en la lista de países objetivos del terrorismo internacional islámico como EEUU, Israel, Arabia Saudí o Indonesia. El Gobierno marroquí culpó al "terrorismo internacional" del ataque, refiriéndose implícitamente a Al Qaeda.

Cinco ataques suicidas en cadena contra intereses judíos y occidentales --sobre todo españoles-- sembraron el terror en Casablanca, dejando un rastro de 41 muertos, de los cuales una decena son terroristas suicidas y 101 heridos. Entre las víctimas mortales hay dos españoles, un empresario catalán y otro almeriense.

Los servicios de seguridad marroquís han centrado sus investigaciones en los círculos islamistas vinculados con la red de Al Qaeda. Según informaron fuentes gubernamentales, ayer sábado ya se practicaron "decenas de detenciones" en los barrios suburbiales de Casablanca, el feudo de los movimientos radicales.

CUERPOS SIN IDENTIFICAR

Poco después de las 10 de la noche, y de manera casi simultánea, una decena de terroristas atacaron la Casa de España, la Cámara Española de Comercio de Casablanca, el hotel Safir, el cementerio judío, el Círculo de la Alianza Israelí y un restaurante italiano regentado por judíos situado al frente del consulado de Bélgica. De los 41 muertos, 17 siguen sin identificar: sus cuerpos han quedado irreconocibles. Las víctimas europeas son dos españoles, dos franceses y un italiano.

La mortífera cadena de explosiones comenzó poco después de las 10 de la noche, cebándose con especial intensidad en intereses españoles. De hecho, el atentado que más víctimas dejó fue el perpetrado contra la Casa de España, cuyo restaurante es frecuentado tanto por españoles como por marroquís, y que fue asaltado por tres terroristas.

Tras decapitar al vigilante de la puerta, dos de los terroristas irrumpieron en el restaurante, donde en ese momento se encontraban entre 100 y 150 personas. Una vez dentro, hicieron estallar los explosivos, causando 24 muertos. "Se fueron al centro de la sala y los hicieron explotar", recuerda un empleado. "Sólo se salvó la gente que se encontraba en las esquinas, o aquéllos que estaban detrás del biombo, y que jugaban al bingo", añadió.

Con la excepción de un francés y un italiano, y de los dos españoles, la mayoría de las víctimas eran marroquís que estaban cenando en el restaurante o que trabajaban allí. De hecho, 7 de los 24 muertos son camareros.

Todavía se ignora la nacionalidad de todos los terroristas y a qué grupo pertenecen. Eso sí, tres de los cuatro primeros detenidos, entre ellos un presunto terrorista suicida herido, son marroquís.

Ocho personas murieron en el hotel Safir. Junto al consulado de Bélgica, otros dos suicidas se inmolaron ante un restaurante italiano al que intentaron entrar.