Potente en sus posibilidades pero débil en su realidad. Fuerte en sus perspectivas aunque tímido en su regulación. El sector turístico extremeño ha crecido mucho en los últimos años, pero aún está lejos de aprovechar todo su potencial. Esta es una de las conclusiones que pueden extraerse del informe elaborado por la Dirección General de Turismo en el que analiza las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades del sector, un estudio que se realizó cara a la redacción del Plan Regional de Turismo.

Entre los problemas destaca como el principal las deficientes infraestructuras de la comunidad tanto por carretera como por tren, con la ausencia de tren de alta velocidad y las demoras de la Autovía de la Plata. Sin embargo, hay que recordar que está previsto que la autovía esté concluida en el 2008 y el AVE Madrid-Lisboa en el 2010, con lo que estas dos nuevas vías de comunicación significarán para la comunidad autónoma.

Por lo que se refiere a los recursos turísticos y al propio territorio, el informe reconoce la dureza del clima --especialmente en verano-- como un déficit sin solución, pero no ocurre lo mismo con el hecho de que buena parte del patrimonio histórico esté excluido de la actual oferta turística. La degradación urbanística de algunas zonas y la saturación de puntos delicados por el exceso de turistas --especialmente en el Valle del Jerte y La Vera-- son otros de los problemas.

Falta especialización

Asimismo, el estudio lamenta la "escasa especialización turística de las empresas de servicios", la "escasa diversificación" de las actividades complementarias y la "persistencia de un modelo de turismo de corta estancia".

Otro de los déficit del sector es el desequilibrio que existe entre el índice de ocupación y la oferta de plazas hoteleras, ya que casi un 60% de las habitaciones de los hoteles más importantes no tienen huéspedes la mayor parte del año.

En este sentido, un grupo de empresarios extremeños ha puesto en marcha una entidad sin ánimo de lucro --en la que participan las cámaras de comercio de Cáceres y Badajoz y la Confederación de Empresarios de Turismo de Extremadura-- y cuyo objetivo es dar a conocer y convertir a la comunidad en un destino de reuniones, congresos y viajes de negocios, a fin de aprovechar una oferta hotelera, que, además, se ha visto incrementada en el último año.

Pero el sector turístico extremeño también tiene aspectos que invitan al optimismo. A su privilegiado enclave --entre Madrid, Lisboa y Sevilla-- se suman la calidad de los recursos gastronómicos, la existencia de numerosas fiestas de interés turístico regional o la indudable riqueza patrimonial que se presume a la región.

Aunque, sin duda, la gran oportunidad de la comunidad radica en el paulatino incremento de la demanda de un turismo rural, de naturaleza y cultural, tres sectores en los que Extremadura es actualmente toda una potencia.