"Se ha quemado la economía de muchas familias del pueblo. Su forma de vida, el trabajo de generaciones". Así se lamentaba el alcalde de Navalvillar de Ibor, Javier Morales, por las pérdidas del incendio de este verano que obligó a desalojar a los vecinos del municipio porque "las llamas llegaban hasta las puertas de las casas". Y es que esta localidad ha sido la que más olivares, castaños, alcornoques y colmenas ha perdido. "Hemos recibido unas 300 solicitudes de ayudas, es decir, que casi todas las familias del pueblo han sufrido algún tipo de daños".

En cuanto al decreto de Guadalajara, Morales también cree que "hay que aprovechar ese dinero no sólo para las infraestructuras sino también para los afectados que lo han perdido todo". El alcalde asegura que sus vecinos están "desolados y pesimistas". Además, destaca que muchos agricultores están "cabreados" por las trabas que pone la Junta por el medio ambiente, obligándoles a pedir permiso para limpiar los campos --se hace quemando el pasto y matorrales--, ya que es "mucha burocracia" y se "retrasan los permisos". "Antes se limpiaba más y no había tantos incendios --señala--. La gente no entiende cómo ellos no pueden quemar sus campos para limpiarlos y en dos horas sí pueden perderlo todo, como pasó este verano".

Morales sostiene que lo que se vivió aquellos días fue una catástrofe para el pueblo. Puede que para la primavera el paisaje esté un poco verde si llueve pero es que ahora "da mucha pena verlo todo negro" y en algunos casos habrá que esperar 30, 40 ó 50 años para que los árboles vuelvan a crecer.

El edil quiere que no se les considere "alcaldes lloreros" pero pide que la Junta y el Gobierno les tengan en cuenta. "Aunque no se han perdido vidas como en Guadalajara sí se han perdido muchas economías familiares". Navalvillar espera aún que se empiece la reforestación.