"El fracaso de la función de diferentes órganos internos". Esto es, en última instancia, un golpe de calor. La causa: la elevación extrema de la temperatura corporal como consecuencia de un fallo en la termorregulación, es decir, que nuestro cuerpo es incapaz de disipar la acumulación del calor temporal. Esta alteración, la más grave de la regulación térmica, constituye una emergencia que pone en peligro la vida si no se actúa de forma inmediata.

Cuando una persona sufre un golpe de calor, el aumento excesivo de su temperatura corporal viene acompañado de un fallo en el mecanismo de transpiración (sudoración) provocado por una excesiva exposición al sol. Para regular su temperatura, que normalmente se mantiene alrededor de los 37 grados, el ser humano cuenta con dos mecanismos esenciales: la vasodilatación cutánea y la sudoración.

Si este sistema de refrigeración falla, es decir, el cuerpo mantiene una cantidad de calor superior a la que es capaz de eliminar, se produce el golpe de calor. Este puede venir motivado por una producción de calor corporal excesiva, porque la temperatura ambiente sea muy elevada o por un mal funcionamiento de los mecanismos reguladores, aunque lo más común es una combinación de los tres factores.

GRUPOS DE RIESGO Las personas que presentan mayor riesgo de sufrir esta disfunción son los sujetos con más de 65 años, los niños menores de cinco, las personas que sufren sobrepeso, las que realizan una actividad que requiere mucho esfuerzo y, por último, aquellas que se encuentran enfermas o tomando medicamentos.

Respecto a las circunstancias que pueden propiciar que se produzca un fallo en la regulación térmica, existen múltiples elementos a tener en cuenta. No obstante, pueden destacarse algunos, como los niveles elevados de temperatura y humedad --de hecho, las afecciones derivadas del calor son más habituales en la costa--, el viento --ya que al disminuir la aireación, dificulta la evaporación del sudor--, la falta de aclimatación al calor --sobre todo en ancianos y niños-- o la ingesta de líquidos insuficiente.

A pesar de que el inicio del golpe de calor suele ser brusco, algunos enfermos advierten algunos síntomas de inicio. Así, sentirse débil, somnoliento, mareado, con dolor de cabeza o calambres musculares puede indicarnos la proximidad de una alteración de estas características. Una vez que el golpe se produce, las señales son más claras (temperaturas muy elevadas, piel roja, caliente y seca, pulso acelerada...).

Ante un golpe de calor, es vital ponerse en contacto con los servicios de emergencia lo antes posible, así como asegurarse de que el afectado permanezca en un lugar fresco.