Miércoles Santo de silencio y devoción en la capital autonómica. La Pasión emeritense alcanzó anoche su punto álgido con la salida de las Cofradías del Cristo de las Tres Caídas y Nuestro Padre Jesús Nazareno, que arropadas por cientos de devotos, bordaron el recorrido por las calles de la ciudad para después dar paso, ya de madrugada, a la celebración del Via Crucis del Anfiteatro, la cita por excelencia de la Semana Santa de Mérida.

La primera en salir fue la Cofradía del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Misericordia, que partió puntual de la parroquia de Los Milagros, en Nueva Ciudad. Las dos tallas de Francisco Berlanga abandonaron su templo entre aplausos que aumentaron al completar los portadores el giro para acceder a la calle Rodríguez Moñino, una maniobra difícil que requiere gran precisión del capataz para dirigirla y de los 65 costaleros para mover los pies todos a la vez. La comitiva procesionó con gran elegancia por el Puente Romano, donde también se contaban por cientos los fieles que esperaban.

Pasadas las ocho y media de la tarde abandonaban la Basílica de Santa Eulalia los 60 costaleros de Nuestro Padre Jesús Nazareno y los 35 de Nuestra Señora del Mayor Dolor, en direcciones distintas (el cristo por Camilo José Celea y la Virgen por la Rambla), para encontrarse después ante una gran multitud en la Puerta de la Villa. El momento, acompañado del canto de la Coral de Mérida, elevó aún más ese instante de recogimiento y fe.

A la devoción de Las Tres Caídas y el Nazareno le siguió el voto de silencio del Via Crucis en el Anfiteatro y la procesión previa con el Cristo de la O atravesando enclaves como el Templo de Diana. El Vía Crucis, que se celebra de madrugada, es quizá la cita por excelencia de la Semana Santa emeritense y al cierre de esta edición las hermandades esperaban un lleno absoluto en el Anfiteatro. "Es uno de los momentos más importantes a nivel mundial, sobre todo por el marco donde se hace", recordó ayer en declaraciones a Europa Press el presidente de la Junta de Cofradías, Luis Manuel Pérez Colomo. El Via Crucis emeritense es el único que se celebra dentro de un recinto monumental de este tipo y solo es comparable al que el Papa hace fuera del Coliseo de Roma.