Dice Gabriel Heras que las unidades de cuidados intensivos están más cerca de la vida que de la muerte, que hay que borrar de la mente esa idea negativa porque en las UCI se lucha por crear vida. De hecho, las estadísticas señalan que nueve de cada diez personas que ingresan en estas unidades sobreviven.

Con esta misión, este médico intensivista está revolucionando los hospitales de media España. Es el impulsor de un proyecto de investigación, llamado HU-CI, que busca humanizar las unidades que atienden a las pacientes en los momentos más críticos de sus vidas. A esta iniciativa se están sumando numerosos profesionales sanitarios y ya más de la mitad de las UCI del país trabajan de forma particular para hacer más soportable y amena la estancia.

De momento, el movimiento es reciente y todavía no existe un proyecto o protocolo común, aunque en alguna comunidad ya se está trabajando en ello, por lo que queda a iniciativa de los propios profesionales sanitarios y sus gestores. Así, de esta forma es como se está desarrollando este movimiento en Extremadura, siguiendo las recomendaciones que realiza la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias. «Las UCI de la región han cambiado mucho en muy poco tiempo y más que vamos a cambiar, porque tenemos mucho trabajo por delante», señala Juan Diego Jiménez, médico intensivista en el Hospital Don Benito-Villanueva y presidente de la Sociedad Extremeña de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias.

MÁS INFORMACIÓN/ Los seis hospitales extremeños que tienen unidades de cuidados intensivos están implementando progresivamente medidas de humanización que buscan impactar en la calidad asistencial, la seguridad y la eficiencia de la atención sanitaria. «Estamos empezando por aumentar los horarios de las visitas rutinarias, el número de familias en las mismas y las visitas en situaciones especiales de limitación de soporte vital», explican desde la Consejería de Sanidad. Ahora, en todas las visitas se permite el contacto físico con los pacientes acabando con aquellos fríos encuentros a través de ventanas que se seguían realizando hasta hace poco tiempo. «Y si el paciente podía comunicarse tenía que hacerlo a través de un telefonillo», recuerda el doctor Jiménez.

Desde la consejería explican que también se ha aumentado el número de informaciones que los sanitarios ofrecen diariamente a las familias, dos veces al día en casi todos los casos «y sin excepción de festivos, no como en otras especialidades», apuntan. Además se realizan medidas de reorientación de los pacientes para que no estén ajenos a la realidad. «Se intenta que puedan ver la luz natural, que tengan boxes individuales, con relojes grandes y visibles, con el uso de audífonos, gafas y con acceso a periódicos, libros, radios,...».

Y también se están aplicando medidas de promoción del sueño, intentando minimizar los ruidos que emiten las máquinas a las que muchos de ellos están conectados y permitiendo en los casos en que sea posible que los propios familiares participen en los cuidados del paciente «y de máximo confort en situaciones terminales», apuntan desde la administración sanitaria.

RÁPIDOS AVANCES / «Aún queda camino por andar, pero se están haciendo grandes y rápidos avances». «Estamos hablando de que hace apenas un año y medio no se podía estar tanto tiempo como ahora con un familiar en la UCI, hay situaciones en las que se permite hasta 22 horas al día y en pacientes que no podían ni siquiera comunicarse con sus familias», apunta el doctor Jiménez Delgado. Esta realidad no es posible en todos los casos ni en todas las UCIs, «pero sí está empezando a generalizarse» y ya están aplicando estos tiempos especiales en casos muy seleccionados en los hospitales de Cáceres, Don Benito-Villanueva y Plasencia. Y es que no hay que olvidar, que en una UCI hay enfermos que pueden permanecer semanas e incluso meses. «En función de la unidad, el tiempo medio de estancia está entre tres y siete días, aunque hay usuarios que no pasan 48 horas y otros que superan el mes».

De momento, no hay evidencias científicas que avalen estas medidas pero sí mucho sentido común. «No tenemos estudios rigurosos de que aumenten la supervivencia o reduzcan la mortalidad, pero desde luego, en muchos casos ganan tranquilidad», señala el doctor Jiménez Delgado. Aún así, este especialista recuerda que cada persona tiene una situación particular y «no se puede hacer lo mismo con un paciente conectado a un montón de máquinas y sedado, con el que es difícil interactuar, que con otros usuarios con los que es posible que las familias puedan estar más tiempo». Para eso señala que es importante educar a la sociedad: «la gente tiene que entender que no todo puede valer para todos los pacientes. Hay algunos a los que les puede beneficiar que sus familiares estén con él ocho horas al día pero para otros puede ser contraproducente, y eso la población general todavía no lo entiende y requiere un proceso reeducacional», apunta.

DISPARIDAD / Y tampoco es posible implementar las mismas medidas en todas las comunidades ni en todos los hospitales. «En el de Don Benito-Villanueva no se pueden establecer horarios de visitas que pueden tener en el Infanta Cristina de Badajoz, porque allí cuentan con una residencia donde pueden alojarse las familias de los pacientes mientras aquí no existe ese recurso y los familiares tienen que volver a sus casas, en algunos casos incluso a más de 100 kilómetros de distancia por carreteras comarcales».

Pese a las mejores, Jiménez Delgado señala que todavía los hospitales extremeños y prácticamente de todo el país «estamos en pañales». «Nos quedan muchos retos pendientes; hay centros en Madrid que han sido pioneros y nos llevan mucha ventaja pero aquí también se están haciendo progresos. En la sanidad hay muchas cosas por hacer, la humanización es una de ellas, pero hay que ir poco a poco», señala.

Desde la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública valoran que se esté avanzando en humanizar la atención sanitaria y destaca que el mejor valor de la sanidad extremeña está en sus profesionales y en su implicación. La portavoz de este colectivo, Pilar Martínez, recuerda además que desde este mes, en la UCI Pediátrica del Materno Infantil de Badajoz, los padres pueden permanecer 24 horas con sus hijos ingresados. «Hacer más acogedores y amables estos espacios solo puede tener beneficios».