El 19 de mayo del pasado año, mientras la titular de la cartera de Educación y Ciencia se hallaba en Bergen (Noruega) participando en una reunión de la UE, Zapatero anunció en un encuentro internacional de rectores en Sevilla que el Gobierno mantendría el título de Humanidades que una subcomisión del Consejo de Coordinación Universitaria del ministerio aconsejaba suprimir, algo a lo que pocos días antes San Segundo restaba importancia. Y de paso, el presidente insinuó que los títulos de Filología Catalana, Vasca y Gallega, también amenazados, sobrevivirían. Para algunos aquél fue el primer signo inequívoco de que se había iniciado la cuenta atrás que desembocaría en el relevo de la ministra.

Ese es sólo un botón de muestra de la política errática que, en materia universitaria, ha seguido la antigua vicerrectora de la Universidad Carlos III de Madrid. La universidad, de la mano de Gregorio Peces-Barba, su mentor, la aupó al cargo. Y la universidad la ha apeado de él. Por mucho que el presidente de la Confederación Católica de Padres de Alumnos, Luis Carbonell, se esforzara ayer en colgarse la medalla atribuyendo su cese a las protestas contra la LOE.

Discreta y tímida, San Segundo, nacida en Medina del Campo (Valladolid) hace 48 años, ha sido una de las ministras más desconocidas, si no la que más, pese a la proyección que le podía haber proporcionado la cartera que ocupaba. Cortés y amable con los periodistas, aunque no más que esquiva con las respuestas a sus preguntas, a la ministra saliente no se le daban bien las distancias cortas. Entre bastidores tampoco ha sabido tejer complicidades con los rectores, a priori sus grandes aliados, puesto que llegaron a sentirse humillados por su antecesora, Pilar del Castillo.

A juicio de quienes estaban destinados a ser sus primeros avalistas, San Segundo les ha descuidado hasta límites insospechables. "El desbarajuste del MEC es notable", "las cosas no se pueden mantener como están", "no han querido pensar, ni tomar decisiones" o "predomina la ligereza y la improvisación" son algunas expresiones recogidas en los últimos meses entre los dirigentes universitarios, enfurecidos por la paralización de la política universitaria en un momento en que el diseño del espacio europeo de educación superior está en el aire. El enfado de las autonomías no es menor. Experta en financiación del sistema universitario, San Segundo no ha logrado hilvanar un discurso prometedor sobre su futuro. En casa del herrero, cuchara de palo.

San Segundo se concentró en la LOE, pero hay quien sostiene que ni siquiera hubiera logrado sacarla adelante sin los buenos oficios de su segundo, Alejandro Tiana, y la habilidad negociadora de Alfredo Pérez Rubalcaba. Su inexperiencia política ha acabado, dice uno de sus valedores, pasándole factura.