La decisión de obligar a mantener los libros durante cuatro años es contemplada por los padres como una medida positiva, sobre todo en aquellas familias que cuentan con varios hijos de edades próximas, pero también como una nueva puerta abierta a la posibilidad de que se implante la gratuidad de los textos, reivindicación reiterada en muchas ocasiones.

El argumento de los padres es difícilmente rebatible: si la enseñanza es, por ley, obligatoria y gratuita, esa gratuidad abarca a todos los aspectos de la educación, y no solamente a la disponibilidad de aulas y profesorado.

Además, la experiencia marca que tal medida es posible: cuatro comunidades la tienen ya implantada, aunque de manera desigual. Las opciones van del gratis total de Castilla-La Mancha, a la gratuidad limitada en Aragón, Galicia y La Rioja, donde sólo se incluye a determinados niveles.

En cuanto al coste, los cálculos de Freapa apuntan a que el problema no es tal. Comprar los libros, medida que se implantaría en cuatro años, supondría incorporar al presupuesto de Educación una partida de 4,2 millones en ese periodo.

Además, el coste por año sería, en realidad, de 3,2 millones, puesto que la consejería podría prescindir de la partida de un millón de euros que ahora destina a ayudas de 110 euros para que los hijos de familias numerosas compren los materiales didácticos.

Después, a partir del cuarto año, el único gasto para la consejería sería el de reposición, es decir, el de los libros que quedan inservibles tras el trasiego escolar. En Castilla-La Mancha, que lleva tres años con el sistema, el índice de sustitución es del 5%, lo que traducido a Extremadura supone menos de un millón al año.

Sistema de gratuidad

En cuanto al sistema, las dos asociaciones de padres proponen vías distintas. Así, Freapa se decanta por la entrega en depósito: el escolar recibe los libros en préstamo y los devuelve a final de curso para que otros lo utilicen.

Para Concapa esta opción es poco operativa, porque obliga a la Administración a asumir más gestiones. Por ello, proponen que se dé un cheque de libros a los padres, para que adquieran los textos que deben usar los alumnos. Luego, cada cual optaría por devolverlos o no, ya que insisten en que pocos podrán ser reutilizados.