El primer coche que robó fue un 600. Tenía siete años. Apenas le llegaban los pies a los pedales y la cabeza no sobresalía del asiento. Por eso, los vecinos de Getafe, su pueblo, y de otras localidades del sur de Madrid no daban crédito cuando veían pasar a toda velocidad a un automóvil sin conductor.

´El Pera´ aprendió a leer y a escribir tarde, a los 12 años, y hoy lo lamenta. El tío Alberto le recomendó quemar adrenalina como conductor de coches. Hoy, con 36, es piloto de pruebas y enseña a la Guardia Civil conducción peligrosa, los trucos de los delincuentes al volante. Dice que no se enganchó a las drogas porque era muy joven. "Mi droga es la velocidad".

Con el trabajo terminado reconoce que ha sentido una gran emoción. "Puedo ver esto y alegrarme porque todo ha acabado con un final feliz".