Te enseñan una foto: aparece una calle de una ciudad española con el enorme cartel de una despampanante modelo en la fachada de un edificio. Te retiran la foto. Y te preguntan: "¿Alguno de los 100 asistentes ha visto una señal de tráfico?". Solo contestan seis o siete: "Sí, era un semáforo". Respuesta correcta, pero: "¿Y de qué color estaba?". Nadie lo acierta.

Así comenzó una de las ponencias la que seis expertos no dejaron de insistir en que la falta de atención al volante es la principal culpable de los accidentes de tráfico. Concretamente, el 38,6% de los siniestros tienen su origen en un despiste del conductor y, de estos, una gran parte corresponde a acciones que no están prohibidas por la ley. Como muestra, varios botones: yendo a 50 kilómetros por hora, un conductor que busque un cedé durante 3,2 segundos recorrerá 43 metros sin estar concentrado en la carretera. Será la misma distancia que hará en el caso de que se salte las normas e intente coger ese ruidoso teléfono móvil para ver quién llama y, si apetece, contestar sin el manos libres.

ENCENDER UN CIGARRO Más pruebas, y más consistentes; porque si decíamos que la infracción de buscar el móvil distrae tanto como intentar poner un cedé, peor aún lo tienen quienes encienden un cigarro, acción completamente legal y que supone despistarse un mínimo de cuatro segundos (55 metros circulando a 50 kilómetros por hora).

Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Prohibirlo todo? ¿También los GPS y las pantallas planas del asiento trasero porque además de distraer pueden salir disparados en caso de accidente o de un frenazo brusco? Los expertos siguen sin tenerlo claro: "Podemos entrenar a los conductores para que no se desconcentren en algunos casos, pero cabe tener en cuenta que los factores de distracción son muchísimos y no afectan a todos por igual", explicó Francisco Alonso, profesor titular de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia. "Circular de noche, ir acompañado, ser novato, tener malos hábitos al volante, estar cansado. Todo influye", añadió. Todo influye, sí, ya sean los factores que se dan fuera del coche o los que ocurren en el interior. Sin olvidarse de lo que le pasa por la cabeza al automovilista: "¿Quién no se ha quedado ensimismado pensando en las musarañas?"