Fernando Royuela conservó durante años el recuerdo de una alucinación infantil en la que vio, o creyó ver, a una mujer asomada a la ventana de un viejo caserón gallego abandonado. A partir de esa imagen ha creado una novela que mezcla personajes y hechos imaginarios con fantasmas reales y ficticios, viajes psicodélicos y encuentros con la historia. Ha buscado la complicidad de los Beatles para justificar el título a la obra --Violeta en el cielo con diamantes , adaptación libre del de aquella canción del grupo de Liverpool --Lucy in the Sky with Diamonds -- bautizada así a modo de significativo acróstico de la droga alucinógena entonces de moda, el LSD.

Royuela (Madrid, 1963), abogado en ejercicio, planteó la novela como una falsa biografía, y para reforzar esa idea en el lector privó de nombre al protagonista, un niño de 13 años, y a sus padres y hermana. Los cuatro viajan a un balneario gallego, también sin identificar, para pasar un verano que a todos marcará para siempre. Estamos en julio de 1969 y en ese mes y en ese año ocurrieron dos hechos que constan en los manuales de historia: la llegada del Apolo XI a la Luna y la proclamación del príncipe Juan Carlos como heredero, a título de rey, del dictador Francisco Franco. "Necesitaba un marco histórico para encajar mi historia --añade Royuela-- y esa coincidencia me permitió un juego narrativo muy suculento".

CARICATURAS DE UNA EPOCA

Violeta en el cielo con diamantes (Alfaguara) es la quinta novela del escritor y de un registro muy diferente a las otras: La pasión según las fieras (2003), La mala muerte (2000), Callejero de Judas (1997) y El prado de los monstruos (1996). "No me gusta repetir fórmulas que aburren al lector --insiste--; mi última obra era puro lenguaje y en ésta he preferido dar más relevancia a la narración".

Con ese objetivo, Royuela sitúa en el balneario escogido como escenario a unos personajes que presenta como caricaturas de una España anquilosada, cerril, anclada en un franquismo que se presume en su etapa final. Junto a ellos, cuatro niños, el protagonista sin nombre y tres amigos, dos de ellos aristócratas; ella, Violeta y él, un precoz sádico aprendiz de déspota.

En el enclave gallego sitúa un encuentro que resume la pugna dinástica entre los partidarios de don Juan como sucesor de Franco y los de Juan Carlos; se mantienen conversaciones sobre las bondades del franquismo; se vive la llegada del hombre a la Luna y quedan al descubierto las miserias humanas y el penoso papel de la mujer en la España del yugo y las flechas. En ese caldo, cuatro niños juegan a los fantasmas, descubren el viaje alucinógeno del LSD, sufren el primer amor y con él entran con dolor en la siempre compleja adolescencia.

"Es una novela de fantasmas --añade--, los del pasado, aquellos que se quieren olvidar; los recuerdos son siempre nuestros propios fantasmas, los que nos persiguen a lo largo de toda la vida". La narración está construida como la suma de muchos viajes.