El inglés Thomas Harriot (1560-1621) pisó la cárcel tras un turbio asunto político, viajó a los actuales Estados Unidos, retrató a los indígenas del llamado Nuevo Mundo, vivió una apartada y cómoda vida mantenida por su mecenas y, en la más absoluta intimidad, ya de vuelta en su tierra, dedicó sus últimos años a dibujar la Luna con ayuda de un telescopio. Cuatro siglos después un historiador británico acaba de desempolvar varios documentos que prueban que Harriot dibujó la luna exactamente el 26 de julio de 1609, cuatro meses antes de que hiciera lo mismo el italiano Galileo Galilei, hasta ahora considerado el primer cartógrafo del satélite.