El párroco de Heuersdorf, en el este de Alemania, dio la bendición a una peculiar mudanza: la iglesia, un templo románico de más de 710 años, inició un viaje de 12 kilómetros hasta el municipio vecino de Borna. La razón es la desaparición del pueblo, de unos 300 habitantes, debido a la ampliación de una mina de carbón de Mibrag, empresa que pagó los tres millones de euros de la mudanza que duró 6 días. Tras ser alzado con unos enormes gatos, un remolque se encarga de transportar el edificio, de 1.000 toneladas y 280 metros cuadrados.