Ana G. tiene 31 años y nunca ha usado una talla superior a la 40. Hace un par de meses, entró en una tienda. Quería una camiseta blanca de algodón. Cogió la más grande y, al probársela, se dio cuenta de que le quedaba demasiado apretada. "¿Tienes otra en una talla más grande?", le preguntó a la dependienta. Esta se la quedó mirando y respondió: "Tendrás que ir a otras tiendas. Aquí no hay tallas para gente como tú". Ana se quedó con las ganas de llamar al encargado para quejarse de la actitud de la empleada. Al final, se marchó del local porque pensó que no merecía la pena discutir. "Mi báscula dice que yo estoy delgada. Me molestó que la dependienta me llamara gorda, pero no le di más importancia porque tengo la cabeza en su sitio. Ahora bien, ¿qué hubiera pasado si, en lugar de a mí, la dependienta menosprecia a una adolescente acomplejada? Luego dicen que hay mucha anorexia...", reflexiona Ana. No le falta razón. Salvo excepciones, la mayoría de las compradoras se han visto fulminadas por una dependienta que mira con cara de pensar: "¿Qué hace una gorda como tú en un sitio como éste?" En Kanak --la firma de ropa grande y juvenil que acaba de abrir una tienda en Madrid-- lo saben. Por eso, sus empleadas no se asustan por nada. Ni siquiera porque una chica pida la 50. No pasa nada, como si piden la 60. ¿Dónde está el problema? Tras conocer la tienda gracias a internet, Patricia se acercó a Kanak el pasado jueves por la tarde. "Uso la 48 y siempre me ha sido difícil encontrar ropa juvenil y barata. Sobre todo, trajes de chaqueta. Me parece una idea excelente la apertura de tiendas así", comenta. De hecho, una de las dependientas del local es Esther García, una guapísima modelo de talla grande. Kanak es, además, una de las marcas de referencia de Rosa, la cantante de Operación Triunfo. Hasta ahora, comprar ropa bonita era un drama para muchas chicas. Basta meterse en el foro de internet de una revista de moda para llegar a esa conclusión. Una de las quejas es la siguiente: "Ni estoy obesa ni estoy flaca. Soy normal, pero mido 1,76 y tengo caderas. No encuentro ropa que me quede bien". Y otra: "Peso 95 kilos y nunca he sido clásica, así que ya os imagináis cuál es mi problema: la ropa". Y otra: "Tengo 23 años y peso 115 kilos. No quiero enseñar el ombligo, pero tampoco ocultarme debajo de un saco".

Ante un alud de quejas en el mismo sentido, una usuaria del foro planteó, sin pudor, una cuestión: "¿Es que no os planteáis adelgazar? En vez de pedir consejos sobre dónde comprar, deberías pedir fuerza de voluntad para poneros a dieta y estar más a gusto con vosotras mismas". Las respuestas, a cual de ellas mejores, no se hicieron esperar. Por ejemplo: "Cuando murió mi padre engordé 30 kilos sin cambiar mi alimentación. Por otra parte, te diré que tengo un trabajo estupendo, gano un pastón y tengo a mi lado un hombre maravilloso con el que me casaré en junio. Tengo amigos que me quieren pese lo que pese y soy muy feliz. ¿Sabes por qué? Porque soy más inteligente y tolerante que tú".