La experiencia de Joseba Garay como orientador en diferentes colegios de Infantil y Primaria de la provincia de Badajoz le ha llevado a defender una tesis sobre la educación de los alumnos de Compensatoria. Este educador ha llegado a la conclusión de que la evaluación psicopedagógica de estos estudiantes no puede centrarse únicamente en el ámbito escolar. Su estudio, realizado desde el departamento de Psicología y Sociología de la Uex, ha sido calificado con sobresaliente cum laude , según informa la Uex.

Garay asegura que normalmente se evalúa a estos alumnos "con muestras en las que no aparecen representados junto al resto de escolares. Si bien son chicos que poseen capacidad intelectual, paradójicamente rinden muy poco en el ámbito escolar". Además, en el caso de los chicos, suelen manifestar comportamientos marcados por la agresividad, tanto verbal como física.

El autor añade que en la mayoría de escuelas hay un porcentaje representativo de niños procedentes de entornos familiares desfavorecidos. Según Garay, en la provincia de Badajoz hay un total de cinco colegios catalogados como centros de atención preferente por parte de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura. En estos colegios, la mayoría de los alumnos provienen de colectivos y entornos desfavorecidos socialmente. "Normalmente las necesidades que muestran en la escuela los alumnos de Compensatoria se están originando fuera de ella", asegura este especialista en declaraciones al Gabinete de Comunicación de la Uex.

Por ello, es necesario hacer un esfuerzo para comprender las causas que provocan las graves carencias de estos niños y la clave es "sacar la escuela" al exterior, asegura.

Joseba Garay estudió durante más de dos años los problemas concretos de una niña de la provincia pacense incluida en Educación Compensatoria. Para realizar su investigación, contó con la colaboración de su familia.

La chica, que tenía entonces 11 años y cursaba quinto de Primaria, respondía al perfil de una joven que mostraba graves necesidades: "no hablaba ni se comunicaba y desde pequeña mostraba miedo hacia los adultos", dice Garay. Además, las condiciones psicológicas que marcaban su vida eran muy agresivas y estaba catalogada como deficiente mental de grado medio.

LOS TESTS

Los diferentes tests que se realizaron a esta niña durante la investigación evidenciaron unos resultados preocupantes, según se indica en la web de la Uex. Pero las primeras señales positivas se produjeron a partir de los tres meses de visitar su ámbito familiar: "una tarde comenzó a hablar conmigo a través de sus muñecas", recuerda Garay. Posteriormente, la niña simuló una conversación telefónica para comunicarso con el orientador. Estas situaciones se basan en lo que Garay denomina juego simbólico, que permiten asumir un determinado papel imaginario por parte del hablante.

Las conclusiones del estudio de este caso concreto pueden ser útiles para una evaluación psicopedagógica de otros alumnos.