La población de tenca sirve parqa evaluar los distintos tipos de contaminación ambiental. Así lo ha constatado David Hernández Moreno, del grupo de investigación de Toxicología, en su tesis doctoral calificada con sobresaliente cum laude por unanimidad. Además, con esta investigación, dirigida por los profesores Marcos Pérez y Francisco Soler, ha conseguido el título de Doctor Europeo.

Hernández sometió a las tencas a la exposición de dos plaguicidas de uso común en los campos extremeños, el carbofurano y la deltametrina. Con las lluvias, por arrastre, aumentan las posibilidades de que lleguen estos tóxicos a los embalses y a las charcas de las dehesas que abastecen a la fauna cinegética, a la ganadería y sirven de hábitat a organismos acuáticos. El investigador disecó diferentes tejidos (hígado, branquias, cerebro y músculo) y evaluó distintos parámetros bioquímicos (biomarcadores), entre los que se encuentran las enzimas implicadas en reacciones de biotransformación, actividades neurológicas e indicadores del estrés oxidativo. A continuación, estableció una comparativa con los ejemplares de control que no habían recibido ninguna cantidad de tóxico.

Una vez el tóxico entró en el organismo, observó una inhibición de ciertas actividades enzimáticas (de biotransformación o neurológicas). Algunas de estas enzimas son las encargadas de preservar y mantener un equilibrio en el organismo, eliminando sustancias tóxicas o reduciendo la cantidad de radicales libres que pueden provocar efectos negativos para la salud debido a su capacidad de alterar el ADN, las proteínas y los lípidos. No obstante, no se mostró ninguna variación significativa a nivel de estrés oxidativo.

Pero sí se vieron alteradas las enzimas encargadas de degradar el tóxico a nivel interno, tanto en cerebro como en el hígado. Por tanto, con este estudio se deduce que la tenca puede servir como buen indicador de contaminación en Extremadura.