El Zorro es cada vez más Antonio Banderas. O viceversa. El actor malagueño y el famoso héroe de ficción alcanzan una simbiosis que casi roza la perfección en la nueva aventura del jinete enmascarado, La leyenda del Zorro . Hasta se puede sospechar que el artista ha hecho el guión a su medida y lucimiento. Y eso que, según confiesa, las acrobacias le han pillado desentrenado, o sea, más mayor. Una madurez que le hace decir cosas como que está preparado para retirarse como actor y que Pedro Almodóvar siempre le tendrá a su disposición.

La visita de Banderas a Madrid fue tan rápida como el trazo de la famosa inicial de su personaje. Poco después de que el avión aterrizara en Barajas, el actor posó para una treintena de reporteros gráficos y se sometió a una tanda de entrevistas de apenas 15 minutos cada una con medio centenar de periodistas en pequeños grupos. Imposible no repetirse y decir algo original. Pero Banderas sabe cumplir a la perfección con las obligaciones que imponen las grandes distribuidoras. Su cabeza, que no para, está llena de ideas, y su agenda, de proyectos; como su personaje, parece el afectado Alejandro de la Vega, pero es el simpático y arriesgado Zorro.

En La leyenda del Zorro , que se estrena el 28 de octubre en todo el mundo salvo en Japón, hay novedades. Siete años después de La máscara del Zorro , los personajes han madurado; la política hace su aparición --la acción toma como excusa la votación para que California se incorpore a Estados Unidos--, y don Alejandro y doña Elena (Catherine Zeta-Jones) han visto crecer a su hijo Joaquín (el niño mexicano Adrián Alonso), que tiene los traumas habituales: se siente abandonado por un padre que nunca está en casa y sueña con un progenitor parecido a su héroe idealizado, el Zorro. Al final, toda la familia se pone a dar mandobles y hasta Tornado, el fiel caballo, tiene su minuto de gloria.

"Las segundas partes se hacen porque el público lo manda", afirmó Banderas, que no descartó que no haya dos sin tres. Sólo pone una condición: que haya un buen guión, que esté el mismo director (Martin Campbell) y que repita Zeta-Jones. Entre el malagueño y la actriz galesa ya surgió la chispa en la primera entrega, que recaudó 250 millones de dólares en todo el mundo. Ahora es como si no se hubieran separado estos años.

La trama de La leyenda del Zorro incluye desavenencias conyugales que explotan la vena cómica de los dos protagonistas. "Era la fuente de comedia que yo buscaba", afirma el actor, que puso su toque personal para reforzar los enredos y bufonadas del guión. Sugirió aparecer borracho en una escena de baile de clase alta y se llevó el gato al agua. "Había que consultarlo con Steve Spielberg (productor), que siempre daba el visto bueno".

Banderas, que desde el día 18 tiene una estrella en el paseo de la fama de Hollywood, tiene la cabeza ocupada en su segunda película como director, cuyo rodaje comenzará en Málaga a finales de mes.