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TRIBUNALES

Se desvincula de la venta de unos jamones en mal estado

G.T.R., gerente y socio de una empresa dedicada a la compra, transformación y comercialización de despojos animales, con sede en Guillena (Sevilla), negó ayer conocer el desvió de jamones en mal estado que presuntamente efectuó la compañía a dos secaderos onubenses para su venta al público.

Esta persona, junto a cuatro más -J.L.V.F., J.G.M., S.V.C., y J.L.E.- se sienta en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 3 de Huelva por un delito contra la salud pública, por el que la fiscalía pide dos años de cárcel; al que se le suma para G.T.R., J.L.V.F. y J.G.M., el de falsedad en documento oficial, solicitando para ellos dos años más.

Los hechos sucedieron a raíz del incendio que en junio del 2003 hubo en un secadero de Monesterio. Resultaron afectadas 43.000 piezas de jamones y paletas que, según los análisis de la Universidad de Extremadura presentaban compuestos cancerígenos en su superficie por el humo. Fueron declaradas no aptas para el consumo humano por la Junta.

Parte de estas piezas fueron presuntamente desviadas por G.T.R, el también socio J.G.M. y el encargado y jefe de transportes J.L.V.F., para su posterior venta.

Durante su declaración, G.T.R., precisó que la empresa "desconocía el transporte de jamones a secaderos para su curación" y aseguró que "no tenemos licencia para este tipo de actividad" limitándose a la recogida de los subproductos en mataderos para su transformación en grasa animal y harina cárnica.

Además, apuntó que la primera noticia del desvío la tuvo a través de J.L.V.F, quien una tarde "vino a mí con cara de preocupación diciéndome que lo iban a pillar, quizás nuestro error fue no denunciar en ese momento", lamentó ayer.

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