Hace unos días, Severiano Rosado abrió un sobre que le habían dejado en su buzón. Dentro encontró 30 billetes de 50 euros donados por un anónimo. Y aunque éste ha sido un caso extraordinario --tanto que el sacerdote se ha apresurado a contarlo en la hoja parroquial--, el mismo espíritu de colaboración de sus feligreses, cada uno en su medida, es el que ha convertido a San José en una de las comunidades más dinámicas de Cáceres. "Cuando llegué aquí como primer párroco hace 50 años, solo teníamos el nombre, San José, nada más", recuerda. Y entre todos fueron capaces de levantar el templo parroquial, un colegio, dos geriátricos, el centro pastoral Las Acacias y la nueva iglesia Jesucristo Resucitado (R-66), de unos 500.000 euros.

Severiano Rosado es el párroco más veterano de la ciudad. Llegó a San José con 27 años para empezar de cero (ni siquiera tenía un lugar donde tomar posesión) y allí sigue a sus 77 con el mismo ánimo. Desde la capilla del colegio San José cedida por las monjas comenzó a gestar el proyecto que arroparía todo el barrio. Una primera reunión de 300 feligreses en la antigua central lechera sentó las bases y acordó cuotas voluntarias. Poco después se compraron 4.000 metros cuadrados de terreno junto a la avenida de Hernán Cortés (toda la zona era casi un descampado), por 500.000 pesetas.

El propio nuncio, monseñor Riveri, colocó la primera piedra en 1964. "Ibamos avanzando según teníamos dinero: ´operación desmonte´, ´operación hormigonado´, ´operación suelo´, ´operación capillas´... Había incluso un chiste en la época: ´¿En qué se parece San José a un hospital? En que siempre están de operaciones", relata el párroco.

En 1967 se inauguró el templo, aún sin suelo, pero las obras continuaron durante años: salones parroquiales, exteriores... Todo se adquirió poco a poco: el sagrario, la custodia, las imágenes y hasta los bancos, cada uno de ellos apadrinado por un feligrés.

Hoy la parroquia se enclava en el corazón de la ciudad y de ella dependen extensas zonas del centro, La Madrila, Aguas Vivas y parte de los modernos residenciales del oeste, en total unos 15.000 habitantes.