"Nos han estropeado el mejor día para nuestro barrio. Aquí en Aldea Moret tenemos pocas cosas y esta era una de las más importantes porque nos juntábamos todos los vecinos. Santa Lucía es una manera de relacionarnos y contarnos nuestras cosas", cuenta Pedro, un vecino de los del barrio de toda la vida. No recuerda un mayo sin subir a esta ermita porque sus padres le llevaban casi desde que nació. La romería de Santa Lucía es como un día familiar para él, por eso no entiende por qué todo va a cambiar después de tantos años.

Y es que la imagen lleva saliendo en procesión hace casi cinco siglos. De hecho, los documentos de la historia de la ermita certifican que ya en 1654 la cofradía tenía sus mayordomos. Pero no es hasta el siglo XIX cuando los vecinos de Aldea Moret comienzan a reunirse en los terrenos que hay junto al templo para celebrar la romería y honrar con un día festivo a Santa Lucía.

De hecho desde siempre ha tenido relación con la romería de la Virgen de La Montaña, la patrona de la ciudad, ya que la celebración de ambas tenían y tienen lugar en días cercanos en el tiempo. Por eso, la festividad de Santa Lucía nunca ha tenido una fecha inalterable, ya que se modificaba dependiendo del día en que se realizara la romería de La Montaña. Así, hubo un tiempo en que se celebró en marzo, otro el segundo domingo de mayo, otro el tercero, el cuarto,...

Santa Lucía ha sido un referente para los vecinos de la barriada, según cita Francisco Zancada en Regestus Factorium . En ese mismo libro cuenta que en 1882 el arcipreste de Cáceres propuso designar "a la ermita de Santa Lucía para que sirva provisionalmente de parroquia hasta que se construya la nueva con las condiciones necesarias para el servicio espiritual de la feligresía". Actualmente la iglesia del barrio es la de San Eugenio.

La noticia de que la romería de Santa Lucía ya no será lo que fue ha caído como un jarro de agua fría en todo el barrio, que se siente desilusionado y confundido. Muchos, como María Barrantes, no saben si subirán: "A ver la procesión iremos, por supuesto. Pero no sabemos si nos quedaremos después. Es injusto que después de 40 años y todo lo que hemos dado todos por esta ermita, nos nieguen el acceso y no podamos hacer nada", cuenta.

La mayoría de los mineros subirán a la procesión de la protectora de la vista y a comer algún que otro coquillo, pero eso sí, sin salirse de la ermita. Y después el camino volverá a vallarse para que no entre nadie.