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EL LIENZO DE LA SAGRADA CENA LLEGA A LA CONCATEDRAL.

Cáceres se asoma de nuevo al misterio del mantel sacro

Coria custodia desde el siglo XIV una de las principales reliquias dela cristiandad, no muy conocida, que se expondrá en Santa María.

Cáceres se asoma de nuevo al misterio del mantel sacro

La provincia cacereña conserva una de las grandes reliquias de la cristiandad, y además única. Hay santas espinas que florecen por medio mundo, y ya no digamos fragmentos de la Vera Cruz. Hasta la Sábana Santa o la mesa de la Sagrada Cena tienen más de una representación. Pero en la Catedral de Coria se conserva, y sólo allí, el único mantel atribuido a la Ultima Cena. Otras reliquias menos interesantes concitan a miles de peregrinos y sus templos se convierten en lugares internacionales de culto. Sin embargo, sea por las circunstancias o por la falta de promoción, interés o devoción de los cacereños, lo cierto es que el mantel comenzó a caer en el olvido en el siglo XVIII y ni siquiera es mayoritariamente conocido.

La Cofradía de la Sagrada Cena quiere reivindicar el valor de esta reliquia y ha solicitado permiso a la Diócesis de Coria-Cáceres para exponerla en Santa María con motivo del XI Encuentro de Cofradías de la Sagrada Cena de España, que acoge Cáceres del 9 al 11 de octubre. La Iglesia ha accedido. El mantel se mostrará en la concatedral durante toda la jornada del próximo lunes. Se trata de una pieza de 4,40 metros de largo por casi 1 de ancho, en lino blanco, con adornos y rayas azules en los extremos. En 1960 fue llevado al Museo de Ciencias Naturales de Madrid, que dató su confección en el siglo I. Otros estudios han demostrado que el lino es de origen oriental, y que el estilo de su tejido era propio de la Palestina de tiempos de Jesucristo.

El mantel fue descubierto a finales del siglo XIV dentro de unas arcas enterradas en la catedral vieja de Coria. Pero su procedencia no se conoce, sólo se esboza entre historia y leyenda. La hipótesis más atractiva la recoge Rafael Alarcón en un artículo publicado en Año Cero . El mantel habría sido llevado a Roma por Santa Elena, madre de Constantino. De allí pasaría al tesoro de Carlomagno, que lo trasladaría al castillo de Alconétar, donde el lienzo obró milagros al generar bebidas y alimentos. Lo encontrarían los Templarios al tomar esta villa en 1.167, y tras extinguirse la orden, podría haber pasado a la cercana Catedral de Coria.

Desde entonces se conoce su historia real. Fue venerado durante siglos hasta que tuvo que retirarse del alcance de los fieles, que por fervor le ocasionaron roturas y desgarros. Ese retiro hizo decaer su culto. Hoy se conserva en la sala capitular del Museo Catedral.

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