El ayuntamiento desatascó el 5 de enero el convenio de la protectora y garantizó el servicio aportando 48.000 euros para contratar a cuatro trabajadores. Quedó en el aire la asignación de una nueva parcela para hacer la nueva perrera. En aquel momento, se encargaba de alimentar, atender en materia sanitaria y cuidar a 83 perros y seis gatos. Con este acuerdo también se le cedió el uso de las instalaciones del centro zoosanitario municipal.