Síguenos en redes sociales:

cáceres TODO UN PLACER

Los Turégano: dos hermanos para dos hermanas

Los Turégano, una saga de médicos y maestros, y los Albarrán vivían frente a frente en la calle Postigo, así que no fue de extrañar que los dos hermanos Bernardo y Ramón se casaran con las dos hermanas Filomena e Inocencia

Los Turégano: dos hermanos para dos hermanas

7

Antonio Turégano era jefe de Telégrafos, trabajó primero en Montijo hasta que lo trasladaron definitivamente a Cáceres, donde se casó con Jacinta Liberal, se fueron a vivir a las Casas Baratas y luego a la calle Postigo, muy cerquita de la plaza de San Juan. La pareja tuvo tres hijos: Antonio, Ramón y Bernardo. Antonio era abogado, trabajaba de tesorero de la Seguridad Social con Sanguino, Lancho, Pepe Bravo o Domingo Salas de la Cámara, que era el director. Antonio se quedó soltero hasta que cuando cumplió 73 años decidió casarse con Isabelita, viuda de Alía. La boda estaba prevista para junio, pero Antonio murió en enero, así que su sueño no pudo hacerse realidad y nunca compartió vida con más mujer que su madre, que para entonces ya vivía en la calle Maluquer, en uno de los llamados chalets del parchís, que se hicieron para los trabajadores del INP.

Bernardo, el pequeño de los hijos de los Turégano, estudió Medicina en Madrid, y Ramón, el mediano, se hizo maestro. Coincidió que los hermanos contrajeron matrimonio con otras dos hermanas: Bernardo se casó con Filomena y Ramón lo hizo con Inocencia, ambas hijas de Vicente Albarrán Murillo, un maestro que ejerció sus últimos años en Casar de Cáceres, que se casó con Filomena y que además de esas dos hijas fueron padres de Blanca, casada con el portugués José Pina, y Vicente, que vivía en Badajoz, donde trabajó en el Banco Hispanoamericano.

Los noviazgos

Los Turégano y los Albarrán vivían frente a frente en la calle Postigo, así que no fue de extrañar que los noviazgos de sus pupilos acabaran convertidos en felices matrimonios. Bernardo Turégano y Filomena Albarrán comenzaron viviendo en la calle Obispo Segura Sáez, de ahí marcharon al número 7 de avenida de España, en un edificio situado justo al lado del bar Avenida y los famosos futbolines de Peluca, hasta que finalmente se mudaron al número 2 de Antonio Hurtado.

Bernardo Turégano fue un médico de aparato digestivo, pulmón y corazón muy conocido en Cáceres. Además de sus consultas privadas, que abrió en las casas donde vivió, Turégano estuvo en la Casa de Socorro de la calle Badajoz y en el hospital Virgen de la Montaña. De los tres hermanos Bernardo era el más divertido y locuaz, era frecuente verlo en el Bar Luciano de la calle Parras a cuyo dueño todos llamaban Luli, que estaba casado con María, que era una estupenda cocinera. En el Luciano, Bernardo compartía barra con Rafael Saponi o Agustín Gallardo, que trabajaban en la Eléctrica.

Bernardo y Filomena tuvieron tres hijos: Bernardo, que lleva Análisis Clínicos, Filomena, que es médico, y Jacinta, que falleció apenas cumplidos los 30 años; era una mujer extraordinaria a la que conocía todo Cáceres y que trabajó como abogada en el ayuntamiento.

El maestro

Ramón Turégano, el maestro casado con Inocencia Albarrán, ejerció primero en La Moheda, cerca de Coria, hasta que cuando se fundó Valdesalor lo trasladaron allí. Valdesalor era entonces un pueblo de colonización al que acudieron muchos vecinos en busca de una salida laboral, especialmente en la agricultura y la ganadería.

Los Turégano vivían en una casa de dos plantas que estaba en los portales de la plaza. Era una casa muy grande que tenía un corral y un patio enorme donde plantaban fresas y árboles frutales. La escuela estaba al final del pueblo, y allí daba clases Ramón a decenas de muchachos, incluyendo a sus cuatro hijos: Ramón, Miguel, Enrique y Marisol.

Cuando llegó la hora de que los pequeños comenzaran el instituto, la familia tuvo que trasladarse a Cáceres. Para entonces Ramón ya estaba destinado en Arroyo de la Luz, municipio en el que trabajó hasta que culminó su tarea docente. En Cáceres los Turégano vivieron en el piso que Bernardo, el hermano de Ramón, había dejado libre en Obispo Segura Sáez. Era un piso situado en el número 13, muy grande, de larguísimo pasillo, con un patio interior y la cocina al final.

En Obispo Segura Sáez ya estaba entonces abierto el Dallas, que llevaban Rafa y Pepe, cuyas mujeres también trabajaban en la cocina del bar. Ponían en el Dallas unas raciones de lengua, manojos de gambas y chipirones fritos que estaban cojonudos. Ambos socios trabajaron juntos hasta que se separaron. Pepe se fue al Bocoy (actual Viña Grande), donde también trabajó Esteban, y Rafa se quedó en el Dallas hasta que se jubiló.

Eran vecinos los Turégano de Luciano Fernández, padre del periodista Juan Domingo Fernández, de Nicolás Alonso, casado con La andaluza , o de los Cámara. En la misma calle estaba el doctor Abril, que tenía consulta, la policía tenía un garaje donde aparcaban las motos de Tráfico y Chani Rodríguez Estecha regentaba una tienda pequeña de ropa. También vivía allí la profesora de inglés Toñi Paín, esposa de Luis Regidor.

En Obispo Segura Sáez estaban igualmente los futbolines, justo donde ahora está Artelux.Los futbolines, en cuyo interior había un patio con un pimpón, se llamaban El Chozo. Sus dueños eran señores casados con dos hermanas, serradillanos de origen. Uno de ellos, el más alto, joven, se llamaba Cipriano, Cipri o Tala para los asiduos. El otro era Emiliano. Todos se referían a ellos llamándoles "Jefe", que era lo típico. También ayudaban los hijos de Cipri, Carlos y Jose Mari, dos maestros que no llegaron a ejercer.

Los hijos de Ramón e Inocencia fueron creciendo. Ramón trabaja en la Universidad de Extremadura, Miguel se hizo médico, igual que Marisol, y Enrique trabaja en Iberdrola. Enrique estudió en el Paideuterion, con don Aurelio Luna, don Sebas, El Tritu , y luego se fue al Licenciados coincidiendo con la puesta en marcha en España del extinto BUP. El Licenciados era un colegio situado en Sanguino Michel, con sus escaleras, la secretaría a la derecha, y las clases en los pisos de arriba. Había en el Licen un patio interior dedicado fundamentalmente al voleibol porque era el Licen un colegio del que salieron notables deportistas de esta modalidad: Diego, Vicente, Chusma , Maxi... Luego estaban los profes: don Ricardo Durán, la señorita Maruja, el mítico Gustavo, que impartía Dibujo...

La vida era tranquila y feliz en Cáceres. Los niños acudían al Bombo a jugar al fútbol, con bolsas hacían sus pelotas en aquel Cánovas entonces de tierra. Cuando crecían, esos niños iban al Galán, que estaba en la plaza de toros y que te vendía un cubata y un plato grande de patatas El Gallo a 6 pesetas. Ponían allí unos garrafones de cuidado, pero no importaba, porque la vida estaba para vivirla luego intensamente en La Concepción con el famoso Rialto y sus raciones de mollejas, o en el Jaype, cuyos dueños eran Jacinto y Pedro Oreja, de ahí su nombre (Ja por Jacinto y Pe por Pedro). En el Jaype, que luego regentaría solo Pedro, servían pelotas, una especie de albóndigas que estaban deliciosas, y a veces también te ponían patatas rizadas y algún calamar.

Después tocaba el recorrido por la calle de los Vinos: La Bodega, El Amador o El Cisne Negro, cuyo propietario era Peloto, Pedro García Monge. Tenía El Cisne Negro una barra en forma de herradura y sus pinchos estrella eran los boquerones en vinagre y los "guardacoches" (cangrejos de mar), aunque también tenía raciones de ranas, lagarto o "pío-pío", que eran los pajaritos fritos. Era digno de ver a Peloto en Carnavales disfrazado tras la barra con un traje distinto cada día o en Nochevieja, que a mediodía siempre invitaba a champán a toda su clientela.Por cierto, fue quinto de José María Saponi, Teodoro Casado o Pepe Bravo.

La cafetería del Astoria

En busca de las niñas de las Carmelitas, frecuentaban los muchachos el Bar del Astoria, un cine que Fernando Sotomayor Puebla promovió en 1963 en la confluencia de las calles San Pedro de Alcántara y Santa Joaquina de Vedruna y que se estrenó un 6 de mayo con la película Fedra . En aquella cafeteria del desaparecido cine había una cocinera a la que sus buenos sudores le costaba preparar deliciosas patatas fritas y berenjenas rebozadas que eran famosas en toda la ciudad. Tenía la cafetería del Astoria una barra larga y grandes ventanales que se abrían en verano.

¡Cuánta felicidad acumularon las paredes de aquel cine, la misma que se amontonaba en Jardín, situado encima de Fara, en el pasaje Norba. Allí se juntaban los Turégano, y José Mari Juez, Chani y todos los demás. Al lado, Drink y una marisquería. Todo un hervidero de jóvenes, Enrique Turégano entre ellos, que conoció allí a Charo, hija de Pascual Mate, que trabajaba en Telefónica y era de Segovia, y de Alfonsa, que procedía de Alcuéscar y era hermana de Felipe Romero Morcillo, el de UCD.

Enrique y Charo tienen dos hijos: Enrique y Cristina, una nueva generación de Turégano, toda una saga de médicos y maestros que emparentaron con los Albarrán cuando la calle Postigo, a orillas de la plaza de San Juan, vio crecer el amor de dos hermanos para dos hermanas.

Pulsa para ver más contenido para ti