--¿Qué tal lleva su primera incursión en el teatro?

--Poquito a poco. Estoy muy contento aunque no tiene nada que ver con el cine, porque el teatro es más duro y sacrificado. Lo bueno es que adquieres muchas tablas con cada función y como actor voy a ganar mucho más. La verdad es que tengo muchas ganas de ver qué tal funciona la obra y si a la gente le ha gustado.

--Para preparar su personaje, ¿se ha leído la novela?

--Pues la verdad es que no me la he leído, ni me la voy a leer por el momento. Pero es una obra que a la juventud le puede venir muy bien conocer.

--¿Cómo ha trabajado su papel en El nombre de la rosa?

--Con mucha constancia. He estudiado 20 folios diarios y le he dado mucha caña en los ensayos que hemos tenido en Villaba. A pesar de que estoy en escena todo el rato, el que más ha tenido que estudiar es Karra Elejalde.

--¿Qué me dice de su personaje, el joven Adso de Melk?

--Adso es un joven novicio con los nervios a flor de piel que está todo el día asustado con unos y con otros. Es un personaje completamente diferente a Juanjo Ballesta, de hecho, creo que es de los personajes más diferentes que he hecho. Adso de Melk no tiene nada que ver conmigo ni tiene nada de mí.

--¿Le impone el escenario?

--No. La esencia es la misma que en el cine, la interpretación. Estoy deseando salir a escena y hacer mi papel. Una vez que hago la primera secuencia se me pasa volando.

--¿Conocía este festival?

--No, pero me parece muy bien, además he estado haciendo Hispania en Cuacos de Yuste un año entero y me considero fan número uno de Cáceres.