La mirada

Ya están aquí las comuniones

Centenares de fieles, especialmente niños de primera Comunión.

Centenares de fieles, especialmente niños de primera Comunión. / EL PERIÓDICO

Antonio Pariente

Antonio Pariente

Os confieso con toda confianza, que llegados a estas fechas y con las primeras comuniones ya programadas en la parroquia, me viene a la cabeza como tema para la columna, comentar esta realidad, seguro que si repaso lo escrito los años pasados hay algo sobre esto ¿Por qué será?

La Diócesis está ahora embarcada en la elaboración de un nuevo directorio que regule la administración de este y otros sacramentos, para logar una unidad de acción a la hora de la preparación para poder recibir los mismos, me estoy refiriendo a los que se conocen como sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación y eucaristía). 

Es verdad que XXI siglos de historia dan para mucho y la evolución de la practica sacramental ha evolucionado como no puede ser de otra manera, pero a pesar de que esto es verdad, la necesidad de ser fieles a lo esencial nos exige una coherencia que es necesario mantener en los cambios que puedan ser necesarios.

La admisión a los sacramentos no fue tarea fácil para los candidatos en los tiempos de la iglesia primitiva, las exigencias llegaban a ser verdaderamente fuertes, y no encajarían para nada en nuestra mentalidad de hoy. El aspirante recibía lo que se llamaba el primer anuncio que debía producir en él el deseo del encuentro con Jesús, de conocerlo, de seguirlo y esto lo llevaba a pedir los sacramentos. Es decir, lo primero el encuentro y después los sacramentos. 

El orden de la recepción de estos sacramentos era: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. La Eucaristía como culmen de los otros dos. Se recibían los tres el mismo día y como habéis imaginado los recibían personas adultas. Es verdad que hubo bautismo de niños desde el principio, dato que corrobora algún enterramiento en las catacumbas romanas, pero lo normal era lo anterior.

La generalización del bautismo de niñ@s hizo que esta práctica, haya ido evolucionado hasta la situación en la que nos encontramos en la actualidad. La realidad de que en la solicitud de los sacramentos se estén abandonado prejuicios sin sentido, y cada vez sean solicitados por lo que realmente los quieren recibir, debe hacer que la Iglesia se decida a tomar medidas que recojan mejor la profundidad de la opción de los primeros seguidores.

Las medidas son de tal calado que atañen a la Iglesia Universal, y eso son palabras mayores.

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