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Jean Luc Wisniewski, director de Catelsa-Hutchinson: "Estamos en un gran etapa, nos derivarán todo el trabajo de nuestra fábrica catalana"

Jean Luc Wisniewski, director de Catelsa-Hutchinson: "Estamos en un gran etapa, nos derivarán todo el trabajo de nuestra fábrica catalana"

Aunque la crisis ha impactado de lleno en la automoción, Catelsa Cáceres, segunda industria de la ciudad por número de empleados y entre las doce empresas punteras de la provincia, ha resistido el envite y ahora atraviesa la mejor etapa de su ya larga trayectoria (41 años). Fabricante de piezas de caucho y termoplásticos para el sector automotriz (95% de la producción) pero también para otras industrias, la planta cacereña es filial del poderoso grupo francés Hutchinson, con un centenar de empresas repartidas por todo el mundo y 30.000 empleados. Jean Luc Wisniewski, francés de origen polaco con amplia experiencia internacional, es el director de Catelsa desde enero de 2013.

--Mucho de los coches que circulan por los países europeos y por otras partes del planeta llevan componentes elaborados por Catelsa en el polígono cacereño de Las Capellanías. ¿Qué piezas fabrican?

--Muy diversas, desde fuelles para cableados hasta distintas juntas. En Cáceres realizamos exactamente dos tipos de piezas: unas de caucho y otras de elastómero termoplástico (TPE), muy adecuado para algunas aplicaciones y más económico que el caucho. Nuestra previsión es fabricar este año 138 millones de piezas, que supondrán un 8% de crecimiento en la producción respecto a 2013. Unas valen 2 céntimos y las más caras 4 euros, de modo que tenemos que elaborar muchas para alcanzar la facturación prevista en 2014: 30 millones de euros.

--¿Para cuántas marcas trabajan?

--Fabricamos directamente para algunos constructores: Toyota (plantas de Francia, Turquía y otros países), PSA (Peugeot-Citroën), Renault o Nissan. Pero la mayor parte de nuestras ventas las realizamos a los 'tier 1' o proveedores de primer rango como Bosch, Valeo o Siemens, que a su vez proveen de piezas más completas a los constructores.

--Han debido de pasar años duros. La crisis ha golpeado al sector con pérdidas y despidos...

--Ha sido tremenda. Los despidos se produjeron en 2012 y afectaron a diez personas. Antes, en 2010, se prejubiló a 25 trabajadores. La producción llegó a bajar un 35% y hemos tenido fuertes pérdidas durante seis años.

--¿En qué punto están ahora?

--Puedo decir que mejor que antes de la crisis a base de muchísimo esfuerzo tanto de los equipos comerciales en busca de clientes y piezas nuevas, como de los equipos de desarrollo, muy buenos, que han hecho un trabajo fabuloso creando las piezas que sugerían los clientes. El mercado del automóvil ha mejorado. España ha pasado a ser el segundo productor europeo rebasando a Francia. No obstante, nuestro mercado no es España aunque aquí también vendemos a Renault-Valladolid o Nissan. Más del 80% de nuestra producción de Cáceres se exporta al extranjero, a Alemania, Francia y países del Este, donde ahora todos los proveedores de la industria automotriz tienen sus fábricas.

--Y siguen con proyectos...

--No podemos parar, estamos en constante renovación. Sabemos que una parte de las piezas que hacemos dejarán de existir mañana. Además, la planta cacereña ha recibido un impulso muy importante. En enero de 2015 cerraremos la planta de Hutchinson en Parets del Vallés (Cataluña) y toda su producción se está derivando a Cáceres. Ya se hizo algo similar en 2012 cuando se clausuró Oiartzun, en el País Vasco. Entonces se trasladó a Cáceres un 10% de la actividad y el 90% restante a Rumanía. Pero en el caso de Cataluña será al contrario: vendrá el 95% a Cáceres y el 5% irá a Rumanía. Se trata de piezas totalmente nuevas para Cáceres, por ejemplo copelas de frenos, que nos reportarán 4 millones de euros en 2015.

--Tradicionalmente ha sido al contrario: las fábricas estaban en Cataluña y País Vasco, y Extremadura enviaba su mano de obra. ¿Por qué el grupo Hutchinson apuesta por Cáceres?

--No ha sido fácil convencer a la dirección, y en este sentido hay que agradecer al comité de empresa la negociación de un aumento de salario muy razonable para los años 2013-2015, lo que nos ha permitido presentar a los clientes ofertas muy interesantes y conseguir trabajos que con subidas salariales fuertes no hubiéramos logrado. Cáceres está desgraciadamente lejos del mercado automotriz, no hay empresas grandes alrededor, por ello nuestro mejor argumento es el coste de la mano de obra, inferior al País Vasco o Cataluña. Del mismo modo, necesitamos utilizar mucha tecnología para compensar costes salariales aún más bajos como los que ofrece Portugal, donde el grupo Hutchinson tiene otra empresa en Campo Maior y la mano de obra cuesta realmente menos de la mitad.

--¿La tecnología es su credo?

--Es básica y evoluciona muy rápido. Por ejemplo, para las nuevas piezas que hasta ahora se hacían en Cataluña hemos invertido en una máquina de alta precisión que es capaz de chequear 8.000 piezas a la hora y validar una por una si es correcta o en cambio tiene algún defecto.

--¿Aumentará la plantilla con este nuevo dinamismo?

--Somos 240, pero desde mitad de año hemos tenido contratos temporales hasta superar los 255. Quizás el próximo año haya que aumentar el personal pero, honestamente, comenzaremos con contratos temporales porque el mercado sigue muy frágil y hay que ver su evolución. En este sentido, debo decir que cuando llegué a Cáceres en enero de 2013 me encontré unos equipos humanos muy buenos en desarrollo, calidad, comercio o producción.

--Se observan mejoras en la planta, abierta en 1973...

--Sí, toda la producción que llega de Cataluña se ha ubicado en un taller totalmente renovado, muy importante para el futuro de Catelsa. También se han hecho mejoras en las oficinas y seguiremos con los talleres. Empezamos de nuevo a ganar dinero y eso nos permite solicitar ayuda a Hutchinson para invertir en maquinaria y en el edificio, que ya tiene 40 años.

--Háblenos del futuro.

--Definitivamente creo que esta empresa tiene un gran porvenir. Hay que seguir en la misma vía: ser razonables con los costes salariales, desarrollar nuevos productos y aprovechar nuestros excelentes equipos para seguir entre los mejores del mercado. La competencia es durísima, nos estamos midiendo con Rumanía, Polonia o República Checa, donde los salarios están entre 2,5 y 3 veces más baratos. Por eso debemos ser más productivos.

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