"Yo pienso que a la calle Pintores la tienen hundida. No sé si por la falta de accesos, de aparcamientos o de los alquileres altos", explica Francisco Palacios, propietario de dos locales (Restaurante Centro y Pintores 22) en la vía mencionada, quien critica también la organización del Womad y el poco rédito económico que deja a los hosteleros de ese área. "Este festival perjudica porque solo es un gran botellón para jóvenes. ¿Por qué no pueden organizar conciertos para gente adulta, que paga impuestos como todo el mundo?", se pregunta Palacios.

Denuncia también el abandono de la zona "con muchas pintadas en las fachadas" y censura el estado de este núcleo de la ciudad. "El centro tendría que encontrarse de otra manera". Por último, rememora la acontecido en otras fiestas, como la Semana Santa, y lo define "como una atrocidad. Las procesiones arrasan y nosotros no podemos ni sacar barras".