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LA CUARTA EDICIÓn de la iniciativa solidaria en la céntrica vía cacereña

La calle Moret de Cáceres se viste de fiesta con 200 metros de bocadillo de patatera

Se estima que la recaudación rondará los 2.000 euros para la Cruz Blanca

La calle Moret de Cáceres se viste de fiesta con 200 metros de bocadillo de patatera

La calle Moret lo volvió a hacer. O más bien la asociación ‘Moret se mueve’, sus empresarios. Ya en la cuarta edición retomaron la elaboración un bocadillo de patatera, y este año volvió a alcanzar los 180 metros. Pero con novedades. «Llegamos a los doscientos si se cuenta con que hay 10 metros de bocadillo vegano, hecho sin grasa de cerdo y con aceite de oliva, que se ha acabado rápidamente, y otros 10 para celíacos», explicó Francisco Refolio, del restaurante Corregidor y uno de los impulsores de la iniciativa.

Los 30 voluntarios que se prestaron para formar parte de la elaboración llegaron a la calle Moret sobre las doce del mediodía. Allí sacaron el pan, los 65 kilos de morcilla patatera traídos desde Malpartida y comenzaron a montar el gigantesco bocadillo. «Dentro de nuestros colaboradores tenemos desde niños de tres añitos, que ya han venido a untar la patatera, hasta el más mayor, que tiene 67 años», remarcó Refolio.

Y es que el ambiente familiar quizás sea uno de los elementos más importantes de esta actividad. Eso y su carácter solidario. Tras ayudar en anteriores ediciones a la Asociación Española Contra el Cáncer, a la Asociación Síndrome de Down de Extremadura o a la Cruz Roja, la recaudación este año irá íntegra a los Hermanos de la Cruz Blanca. «Por cercanía y afinidad con ciertos miembros colaboradores sin ánimo de lucro», volvió a aclarar Refolio, que cifró en 2.000 euros el recaudo de este año.

El bocadillo comenzó a degustarse alrededor de la una de la tarde y Moret se convirtió en una gran fiesta. «Estábamos en una boda y, cuando hemos salido, nos hemos acercado a probar la patatera», reconocían tres amigas. Otros repetían de ediciones pasadas. «¡Claro que me gusta mucho!», manifestaba Jara, una niña de 4 años que acudió a la calle Moret con su madre y con su abuela. «Esto hace que se junten vecinos de aquí, comerciantes y gente en general de la ciudad», sintetizó Refolio. No en vano, pasadas las dos y media ya eran pocas las porciones (cada una se vendió a un euro) que quedaban en la gastronómica hilera del centro de la vía, y los más rezagados acudían al calor del bullicio y ante el deseo de poder degustar una de las últimas piezas del manjar.

IMPRESCINDIBLE // «Esta iniciativa se está convirtiendo ya en imprescindible», dijo, por su parte, la alcaldesa Elena Nevado, que acudió a Moret junto a otros representantes de la corporación municipal cacereña. También agradeció su empeño a los empresarios de la vía, alabó el carácter cacereño y familiar de la actividad y destacó la colaboración del sector privado. «Nos involucramos todos. Estas cosas son muy necesarias y hacen ciudad», finalizó.

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