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LOS VECINOS DEL CASCO HISTÓRICO PLANTEAN SUS SUGERENCIAS DE CARA AL NUEVO PLAN QUE PREPARA EL ESTUDIO FRAILE ARQUITECTO

Aparcamientos, asfaltado y fibra óptica, las peticiones vecinales al plan especial de Cáceres

El objetivo es hacer más habitable el centro de la ciudad, compaginar usos y mantener el patrimonio. Un equipo de catorce personas trabaja en la redacción del proyecto, que sustituirá al de 1990

Aparcamientos, asfaltado y fibra óptica, las peticiones vecinales al plan especial de Cáceres

Muchos vecinos de la ciudad monumental están al tanto de la intención del Ayuntamiento de Cáceres de actualizar el plan especial, un texto de 1990 que marca las pautas para compaginar los diferentes usos del centro histórico de Cáceres con la protección de su patrimonio arquitectónico. El estudio salmantino Fraile Arquitecto ganó el concurso para la redacción y preparación del nuevo texto, una tarea para la que cuentan con treinta meses desde que se formalizó el contrato de adjudicación el pasado mes de marzo, y que ayer mismo comenzó a desarrollar sobre el terreno.

Una de las bases del trabajo ingente que supone la redacción del nuevo plan especial es recabar la opinión de los agentes implicados, tanto instituciones públicas como privadas, ayuntamiento, Diputación de Cáceres, obispado, fundaciones, así como comerciantes, sector hostelero y, por supuesto, vecinos. Estos tienen bastante claras sus principales quejas y sugerencias, que les gustaría que quedaran plasmadas en el texto.

La primera de ellas tiene que ver con los aparcamientos. Aunque hay vecinos a los que les gustaría que todos los coches desaparecieran de la ciudad monumental, otros piden más espacios donde poder aparcar. Esta es, por ejemplo, la primera reivindicación para Juani Vaca. En su familia, como en tantas otras, hay tres coches, cuyo aparcamiento no es fácil en el centro de Cáceres, «ahora son tres, pero durante muchos años tuvimos sólo uno y era igual», señala.

Guadalupe Martín, que regenta un autoservicio en la plazuela de Santiago, plantea alternativas, «el colegio El Madruelo, ahí hay un espacio enorme donde se podría aparcar». Sin embargo, esta mujer, que vive y trabaja en el barrio y que conoce a medio vecindario, apunta dos prioridades más, «que arreglen la plazuela de Santiago, que la adecenten», así como crear un centro cívico, «que podría estar en las aulas de El Madruelo, que están sin usar, para hacer talleres, por ejemplo». En cuanto al aspecto doméstico, «mi casa y mi negocio están reformados, en eso no tengo problemas, salvo con internet, hasta la plaza, hay fibra óptica, de Caleros hacia adelante, no», explica Guadalupe Martín, «a mí, si me llamas al fijo, se me quita internet».

Los jóvenes también apuntan a la necesidad de que el nuevo plan especial recoga las necesidades en nuevas tecnologías que, obviamente, no había en la ciudad cuando se redactó el actual, en 1990. Daniel Jiménez se ha mudado recientemente a la plaza Colón, «donde no tengo ningún problema con eso, pero he vivido toda mi vida aquí, en la ciudad monumental, donde internet es el principal problema».

Las personas mayores tienen, en cambio, otras preocupaciones. Luis Tejado puso en marcha, junto a un grupo de vecinos, la asociación del barrio en tiempos de la alcaldía de José María Saponi. Para él, el estado del empedrado de calles y aceras es un verdadero problema, «la gente se dobla el tobillo y se cae». Para Tejado, el barrio está, en términos generales, «muy abandonado porque se ha ido mucha gente».

Esta es una perspectiva que comparte Pedro Hernández, que tiene una farmacia en la plaza Mayor. Además de los planteamientos de los demás vecinos, añade, «un plan general de rehabilitación de inmuebles y locales para dinamizar el centro. Esto, en una ciudad pequeña, es darle vida», concluye.

TRÁBAJO TÉCNICO// Todo este tipo de sugerencias recogerán los técnicos de Fraile Arquitecto, un equipo formado por catorce personas, entre las que hay arquitectos, aparejadores, un historiador, un arqueólogo, un geógrafo, un sociólogo, un pasaisajista y un ingeniero de caminos. A la cabeza del proyecto está Juan Carlos García Fraile, que en los últimos tres meses se ha reunido con diversos organismos e instituciones de la ciudad para tomar contactos, aunque él fue el artífice del plan integral de la muralla, por lo que ya tenía mucho camino andado.

Ayer por la tarde, los aparejadores comenzaron a entrar en las viviendas del casco histórico para tomar medidas, detallar elemenos de interés, como bóvedas, cornisas, así como lesiones que puedan tener, como grietas o humedades. Además, tomarán fotografías de los inmuebles, con los que harán una base de datos. «Este trabajo nos llevará, por lo menos, cuatro o cinco meses», calcula Juan Carlos García Fraile. Paralelamente, el historiador trabaja en el análisis de la evolución histórica del casco histórico, así como del estado de la estructura urbana. El arqueólogo recopila los hitos reseñables dentro del ámbito del plan especial.

Uno de los aspectos más interesantes es el diagnóstico social que preparan conjuntamente un géografo y un sociólogo, que se materializará en alrededor de seiscientas encuestas a vecinos, comerciantes, hosteleros y demás perfiles que conviven en el casco histórico de la ciudad, donde les preguntarán sobre sus necesidades, inquietudes, opiniones sobre el plan especial, etcétera. El paisajista, por su parte, trabaja sobre las plazas, jardines y la Ribera del Marco, mientras que el ingeniero de caminos está centrado en los aspectos de movilidad, uno de los que más preocupa a los vecinos.

García Fraile destaca la colaboración de todos las instituciones y colectivos implicados, conscientes de que «el plan beneficia a todos». Como el propio arquitecto describe, por delante les quedan 27 meses de un «trabajo inmenso» para dotar a Cáceres de un nuevo plan especial.

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