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la mirada

Vidas ejemplares

Si en el trivial te saliera esta pregunta ¿Cuántos santos extremeños hay en el santoral de la Iglesia católica? ¿Sabrías contestar? Sigue en semanas sucesivas esta columna y te enterarás. No te preocupes, no tendrás que esperar mucho para saber el número. Un año antes del comienzo del siglo de la Reforma (XVI), nacía en Alcántara Juan de Garavito y Vilela de Sanabría, hijo de una familia noble, tuvo la posibilidad de estudiar leyes en Salamanca, pero a los 16 años sus ideas iban por otros derroteros, lo deja todo y toma los hábitos franciscanos en un convento cercano a Valencia de Alcántara.

No sabía donde se metía, y si lo sabía no lo importó porque estaba dispuesto a hacerlo. Digo que no sabía donde se metía pues las ordenes mendicantes (los franciscanos lo eran) vivían por aquella época en una problemática bastante sería: ser fieles al testamento del de Asís, o seguir otros caminos más acordes con los tiempos. Los Conventuales y los Observantes defendían una reforma que no siempre se llevó a la práctica siguiendo los caminos y las normas del respeto y la comprensión entre todos.

En eso estaban cuando por el oeste de una nación que comenzaba a formarse para dar unidad a la»tierra de conejos» de los más antiguos, surge un grupo encabezado por un franciscano de Guadalupe, al que poco a poco se le unen otros cuantos y que les da por llamarse «frailes descalzos» para destacar la radicalidad de su opción por la pobreza, la contemplación y el silencio.

Fue precisamente por estas tierras del oeste, cuando esta opción franciscana comienza a tomar cuerpo, y como siempre fuimos muy viajeros, la idea pasa inmediatamente al nuevo mundo alcanzando límites insospechados.

Entre esos «locos» estaba Juan de Garavito, recorriendo con sus pies descalzos las tierras de Valencia de Alcantara, de la Lapa (Badajoz), del Palancar, de la Sierrra de Gata, de Santa Cruz de Paniagua… Como siempre iba de aquí para allá, la muerte le sorprendió en Ávila, en concreto en Arenas (de San Pedro).

Fue amigo de gente importante de la época como una tal Teresa de Cepeda (de Jesús), o Francisco de Borja. Imagino que habéis conocido al primero de esta lista, nada menos que Pedro de Alcántara (1499-1562), patrón de la Diócesis de Coria-Cáceres. Ahora que parece que el turismo espiritual está en auge no estaría de más promocionar una ruta de los lugares recorridos por «el alcantarino».

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