Albalá vio nacer a Modesta López Jiménez un 4 de noviembre de 1919, quien se convertiría con los años en Doña Modesta, matrona de Casar de Cáceres, una persona querida, respetada y dedicada a su mayor pasión: traer niños al mundo. El Colegio de Enfermería ha recopilado algunas historias como la suya.

De orígenes humildes, sus padres trabajaron duro para que Modesta pudiese embarcarse en los estudios de Comadrona en el Hospital Provincial y en la Casa de la Madre. Desde 1940 llevó a cabo su gran vocación en Casar de Cáceres. Joven, pequeña y enjuta, tuvo que ganarse el apelativo de Doña Modesta con esfuerzo, valentía y dedicación. Al principio recibía como pago a sus servicios especias, trigo, caza, pesca o leña, dadas las penurias de la posguerra. Pese a los tiempos, Modesta, ya casada y madre, logró el título de practicante en Salamanca y ofreció a los casareños una atención completa, ganándose el cariño de todo el pueblo.

Durante 45 años trajo niños al mundo sin importarle la clase social: desde familias adineradas hasta gitanas que parían en los soportales de la ermita de Santiago. Fue miembro de los colegios provincial y nacional de Enfermería, y recibió el título de Colegiada de Honor, pero ella no aceptó nunca cargos porque prefería estar junto a las mujeres de Casar y asistirlas en el nacimiento de sus hijos.