La Junta de Extremadura ultima los trámites para que la ermita de San Jorge sea bien público. Así lo confirmó a este diario la Consejería de Cultura, que asegura que la administración trabaja para completar la tramitación de cambio de titularidad del templo que se encuentra en una finca privada después de sufriera el derrumbe de uno de los muros frontales el pasado noviembre.

En cuanto a la intervención en el inmueble, Cultura apunta que la actuación inicial está prevista para este ejercicio pero debido a la crisis sanitaria internacional de momento sigue sin fecha.

Esta actuación del gobierno regional para incluir el inmueble en el catálogo de bienes públicos se anunció en verano después de que colectivos y expertos en Patrimonio llevaran años denunciando de forma reiterada el estado de «deterioro» en el que se encontraba el templo desde hace décadas y la asociación Hispania Nostra la incluyera en 2008 en la Lista Roja de monumentos que se encuentran en riesgo de desaparecer a nivel nacional y la llegara a calificar como un caso de «escandaloso abandono». En respuesta a los colectivos, la dirección general de Patrimonio argumentaba hasta el momento la dificultad de intervenir en un inmueble que no se encontraba en un espacio público. Finalmente, en noviembre de 2019, debido al deterioro de años y a las lluvias intensas de la temporada, el templo vio afectada su infraestructura por el derribo parcial de uno de sus muros frontales debido a la falta de mantenimiento durante décadas y a las fuertes lluvias de la temporada. En ese momento, Patrimonio anunció que agilizaría los trámites para incluirla en el catálogo regional y garantizar así medidas de conservación urgentes para la ermita.

Cabe recordar que el inmueble se encuentra a doce kilómetros de Cáceres a unos metros de la Torre de los Mogollones, para la que también reclaman medidas de protección. Aunque no hay consenso, los expertos insisten en que data del siglo XIV. Es de reducidas dimensiones y luce frescos sobre pasajes bíblicos que datan del XVI y están firmados por Juan de Ribera. En cuanto a su valor patrimonial, expertos coinciden en «su singularidad», no solo por las pinturas murales sino por su particular estructura, asentada sobre cuatro grandes arcos y construida aprovechando una hondonada cubierta de agua. En ese sentido, Serafín Martín, profesor y experto en ermitas, insistió a este diario en su valor y en la necesidad de conservar los templos para «conservar parte de nuestra historia».