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EL MAYORDOMO ANUNCIA QUE DECIDIRÁN EN LA JUNTA DE SEPTIEMBRE SI MANTIENEN LA FECHA DEL DÍA 20

La cofradía ve «difícil» la bajada de la patrona en octubre por los rebrotes

Fernández Rincón alega la imposibilidad de vigilar las distancias en la procesión. La complejidad de la obra retrasa la reapertura del bar del santuario

La cofradía ve «difícil» la bajada de la patrona en octubre por los rebrotes

La Cofradía de la Virgen de la Montaña ve «difícil» la bajada de la patrona en octubre si se mantiene la actual situación de rebrotes de coronavirus. Así lo asegura a este diario el mayordomo de la hermandad, Juan Carlos Fernández Rincón, que pone de relieve que, tras suspender la tradicional procesión en abril ya que coincidió con la cuarentena, la cofradía eligió una fecha alejada en el tiempo, 20 de octubre, con la expectativa de haber superado la alta tasa de contagios en el país y la hipótesis de que durante el verano remitiría el virus por las altas temperaturas, esta última, una situación que no se ha producido.

En ese sentido, Fernández Rincón invita a la prudencia y hace hincapié en que la decisión está condicionada principalmente por la imposibilidad de vigilar que se respetan las distancias en la procesión que conduce a la patrona hasta la Concatedral de Santa María, tradicionalmente uno de los eventos populares más multitudinarios que acoge la capital cacereña. «Teniendo en cuenta la afluencia de otros años y la aglomeración en Fuente Concejo, es complicado», sostiene. En cualquier caso, apunta que la decisión sobre si se mantiene la fecha prevista o finalmente se aplaza se debatirá en la próxima junta de la cofradía que se celebra en septiembre.

En cuanto a la reapertura del bar del santuario, que también estaba prevista para inicios del verano, el mayordomo alega que la complejidad de la reforma que pretenden acometer los nuevos gestores y cuestiones relacionadas con los permisos han retrasado la obra y por tanto, su inauguración, que se estima ahora para antes de final de año. No obstante, Fernández Rincón insiste en que la reapertura «es una gran noticia» para el santuario y para la cofradía y sostiene que «será un gran proyecto». «Es muy ambicioso», precisa. Tal y como publicó este diario, son hosteleros cacereños los que se harán cargo de las instalaciones, propiedad de la cofradía, después de que cerraran a finales de 2019 porque concluyó el contrato con el anterior empresario. El propósito es mantener el mismo modelo de negocio de asador y potenciar la zona de terrazas, ahora readaptada a la nueva normativa sanitaria para prevenir contagios.

Con respecto a las quejas por la concentración de jóvenes en el santuario los fines de semana, en algunos casos para hacer botellón, y el refuerzo de la presencia de Policía Local, sostiene Rincón que es una zona muy codiciada en verano porque es tranquila y alejada de la ciudad y confía en que precisamente la afluencia que generará la reapertura del bar evite que se produzcan.

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