En los jardines del Museo Pedrilla cuatro jóvenes danzan mientras la quinta sujeta el móvil del que afloran hermosas melodías. Al fondo otros dos afinan su guitarra y su arpa y un mar de carcajadas llena este pequeño paraíso del barrio cacereño de San Francisco, una casa de inspiración portuguesa diseñada en la década de los 40 por el arquitecto cacereño José María López Montenegro y que la Diputación de Cáceres rehabilitó a principios de los 90.

Fue entonces cuando un anexo de este complejo acogió los fondos del pintor y escultor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. Desde noviembre del año pasado guarda también la réplica de Buda, hecha en mármol de jade blanco y que se levantará en el cerro Arropé, situado junto al Cefot, donde prevé construirse el templo budista más grande de Europa, cifrado en 40 millones de euros, aportados por capital birmano.

Es la Fundación Lumbini Garden la que está detrás de esta iniciativa y de la que forma parte el viaje que una delegación nepalí formada por más de medio centenar de personas gira a Extremadura desde el lunes.

Monjes tibetanos en el Pedrilla. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

La agenda de esa comitiva celebró ayer su acto central, primero en el ayuntamiento y luego en el Pedrilla, donde pasadas las doce y media de la mañana Cáceres se convertía definitivamente en Tierra Sagrada, una condición que se hizo efectiva después del acto, nunca antes vivido en esta ciudad, de bendición de las tierras de Nepal y del cerro del Arropé.

En ese acto en la Casa Guayasamín se depositaron las tierras sagradas en una vitrina junto a la réplica del Buda. Antes, las autoridades fueron recibidas entre pétalos de flores de esos jóvenes danzantes mientras muchos curiosos inmortalizaban el momento a las puertas del museo. Luego, los monjes portaron en sus vasijas las tierras y entonaron sus cantos frente a estatuillas de Buda hechas en resina de mármol por alumnos de la Facultad de Ingeniería Industrial de Extremadura.

Firma del hermanamiento. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Previamente al acto del Pedrilla, el salón de plenos del Ayuntamiento de Cáceres acogió la firma del hermanamiento entre las ciudades de Lumbini y Cáceres, al que acudieron el alcalde de la ciudad nepalí, Manmohan Chaundhary, y la alcaldesa en funciones, María José Pulido, en ausencia de Luis Salaya, convaleciente por una operación de amígdalas.

Pulido no se atrevió a dar fechas sobre cuándo podrían empezar las obras del templo budista, aunque indicó que el proyecto va por buen camino.

Cantos a los pies de Buda. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Chaundhary concluyó: «Llegaremos hasta dónde podamos y haremos lo que podamos». Ambos reiteraron que el centro budista representa una oportunidad económica e histórica para Cáceres.

El presidente provincial Carlos Carlos. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

 A los cuatro lugares sagrados que para el budismo existen en el mundo, todos en Asia, se sumará pues un quinto, la ciudad de Cáceres, una designación que también debe refrendar la Unesco. Entretanto, en el tercer día de la gira nepalí monjes tibetanos, algunos venidos de Carabanchel, llenaron el Pedrilla de agua y de incienso para que la voluntad de Buda llegue a buen fin.