La evolución de la pandemia está yendo por los derroteros que más o menos se tenían previstos. Algunos ya se atreven a poner fecha de caducidad a esta pesadilla. Creo que todavía es posible que podamos llevemos alguna sorpresa, pero vamos en la buena dirección.

Lo más importante es el descenso espectacular del número de fallecidos y casi la ausencia de la enfermedad en las personas mayores (residencias, pisos de acogida). La tragedia vivida en el 2020 parece que ya es historia, no hay que bajar la guardia, es verdad, pero ya estamos mejor preparados y tenemos unos aliados decisivos: las vacunas.

Nos alegramos mucho cuando las mismas llegaron, pero su buena aplicación es la clave, la bajada espectacular del número de casos se dan precisamente en la banda de edad de los que ya han recibido las dosis correspondientes, esto es la mejor buena noticia.

Dos sombras: una, la política en relación con el tipo de vacuna que has recibido y la que vas a recibir, aceptamos que el problema es muy complicado, pero el hecho de que ahora se pida una firma, para evitar responsabilidades, a la hora de escoger un medicamento u otro creo que no es de recibo, normalmente el profesional no te pide opinión sobre el tipo de medicina que te receta, él es que sabe; y dos, la llegada de las dosis a los países más desfavorecidos. 

Salvando estas polémicas, que esta está trayendo de los nervios a más de uno, la verdad es que el ritmo de vacunación está cumpliendo lo que anunciaron los responsables de la campaña. 

Como decía antes, es verdad que no puedes relajarte, de pronto aparece un brote en una reunión donde se comete algún error y comienzan a aparecer positivos, es decir, que el virus sigue entre nosotros y por lo que hemos vivido hay que tener la preocupación necesaria para no dar pasos para atrás. 

Nos queda ir concretando como va a ser la llegada de la nueva normalidad, pero estoy convencido de que lo conseguiremos. Los datos de contagios que estamos conociendo estos días de la ciudad de Cáceres son muy esperanzadores, pero tocaremos madera para que todo siga igual.

Mucho ánimo y salud para todos. ¡Vaya hombre! Se me había olvidado el titulo de la columna y resulta que ya no me quedan palabras. Será porque el 2050 está demasiado lejos.