Puede resultar paradójico que el obsequio a toda una vida sea un reloj. Como si el propósito fuera que el tiempo siguiera un curso que hasta ahora han marcado otros relojes. Los del compromiso con el trabajo y con la provincia. Ahora, tras una vida con un reloj se abre otra, con uno diferente en el que las horas dejan de ser relevantes o quizá lo son aún más.
De esta forma, con un reloj, quiso agradecer la Diputación de Cáceres a los 96 trabajadores que se jubilan todo el tiempo que han dedicado a la institución. «Es un premio a una vida», calificó visiblemente emocionada el acto Luisa Corrales, la más veterana de las homenajeadas en el acto. 47 años lleva la cacereña como ordenanza. Entró en el hospital de Virgen de la Montaña a los 17 años y sus últimos años han transcurrido en el San Francisco, complejo que este martes quiso devolverle el aplauso. Junto a ella, Jesús Cabezas, especialista agrícola (45 años), Clara Yáñez (44 años) y Francisco Manzano (44 años), ambos auxiliares administrativos, coparon el máximo de veteranía entre los galardonados.
Así, tras un año sin actos presenciales por el coronavirus, la institución recuperó la ceremonia de homenaje a los empleados que se retiraron en 2020 --no tuvieron acto por la pandemia-- y los que han hecho lo propio en 2021. Aunque ya sin restricciones de aforo, la diputación solo contó con autoridades, diputados y diputadas, y con los premiados, que pudieron invitar a un familiar. La ceremonia arrancó con la actuación de la banda sinfónica de la Diputación, dirigida por Ángel Luis Suárez, que interpretó el Himno de Extremadura con el tenor Juan Carlos Martos, El Redoble y una elegía a Charo Cordero, expresidenta de la institución que falleció y que contó a lo largo de la ceremonia con varios momentos emotivos y una ovación de homenaje. Cerró el acto el presidente de Diputación, Carlos Carlos, que agradeció a los trabajadores la entrega e incidió en la importancia de la diputación como «ayuntamiento de los ayuntamientos».
