La esperanza de vida de los extremeños se sitúa en 85,9 años para las mujeres y 79,9 para los hombres. «Cada vez vivimos más años, y afortunadamente cada vez en mejores condiciones, por ello las personas tienden a permanecer más tiempo independientes en sus casas. Pero no pueden hacerlo de cualquier manera, llegada una edad necesitan estar bien protegidos». Así explica Amelia Molero, diputada responsable de Políticas Sociales de la Diputación de Cáceres, la contratación del sistema de teleasistencia más avanzado del mercado para atender a 1.900 mayores residentes en municipios de la provincia de menos de 20.000 habitantes. Lo gestionará Cruz Roja sin ningún coste para los usuarios.

Se trata de la última tecnología a la hora de blindar la seguridad de los ancianos cacereños, adaptada a las necesidades de cada mayor porque puede incorporar distintas aplicaciones, desde detectores de humo, gas, caídas y movimiento, hasta sensores GPS. Es posible saber si han abierto la nevera para cenar, si llevan demasiado tiempo en el baño, si no han salido de su cuarto por la mañana, o si se han caído y no han podido avisar.

«Este programa supone un importante avance respecto a la teleasistencia analógica, que necesitaba conexión de cable por teléfono. Ahora no precisa línea telefónica ni fija ni móvil, porque funciona mediante una tarjeta SIM, que además aprovecha la compañía que más cobertura ofrece en cada zona, una ventaja muy importante en las áreas rurales», indica Miguel Ángel Martínez, responsable de Teleasistencia de Cruz Roja en Extremadura. «Tampoco exige ningún desembolso para el usuario», rubrica Amelia Molero.

MUJERES SOLAS DE 76 A 84 AÑOS

  • Mujeres de entre 76 y 84 años que viven solas (ocho de cada diez). Este es el perfil habitual del usuario de teleasistencia en la geografía cacereña, según el estudio elaborado por Cruz Roja a petición de la Diputación de Cáceres, fruto de su larga experiencia con dicho servicio en la provincia. Un informe que ha permitido determinar sus hábitos, sus demandas y su casuística
  • Por ejemplo, esas mujeres en muchos casos han sido cuidadoras de sus parejas o hijos. Un rasgo determinante porque, a raíz de ese servicio a los demás, no suelen demandar atención sobre su propia salud, ni prestan suficiente cuidado a un empeoramiento de su estado, ni a posibles peligros. Por ello es tan importante dotarles de un sistema de detección de emergencias que permita incluso anticiparse a los riesgos.
  • También se ha concluido que en la zona norte cacereña, sobre todo, muchos abuelos se trasladan en invierno a domicilios de familiares, por lo que había que adaptar la teleasistencia a un formato móvil, como ahora se ha hecho.
  • Hay otros datos reveladores, por ejemplo que en el entorno de los 80 años, 8 de cada 10 usuarios son mujeres, una tendencia que se suaviza a medida que se reduce la edad, ya que mujeres y hombres van igualando su esperanza de vida por el cambio de hábitos. Y un apunte más: cuando la mujer enviuda tiende a quedarse en su hogar, pero muchos hombres se van a residencias o con la familia).

Este sistema, suscrito por la Diputación de Cáceres por tres años (978.000 €), también incorpora tecnología GSM, es decir, el anciano solo tiene en casa una especie de pequeño aparato a modo de router en el que introduce su tarjeta SIM, sin más cables que un enchufe. «Nos permite una opción muy importante, porque los abuelos muchas veces se marchan a pasar los meses de invierno o el verano con otros familiares, y solo tienen que llevarse su dispositivo para estar igual de protegidos en su nuevo domicilio, si los hijos por ejemplo salen a trabajar», subraya Amelia Molero.

«En tales casos, solo tienen que pulsar el pequeño botón que llevan a modo de colgante o pulsera y comunicarnos su nueva ubicación. Nosotros automáticamente cambiamos el centro de salud y el resto de recursos de emergencia a los que tendremos que avisar en caso de necesidad», detalla Miguel Ángel Martínez. Y por cierto, dada la actividad de muchos mayores en la actualidad, también cuentan con la opción de incorporar la tarjeta de teleasistencia a su móvil para ir cubiertos en sus paseos, en sus deportes, en sus rutas... «Se trata de una gran mejora porque reporta tranquilidad y seguridad al usuario y a su familia en todo momento», destaca la diputada.

Pero el GSM permite otras muchas aplicaciones, que se instalarán a los mayores cacereños según la valoración que realicen los Servicios Sociales sobre su perfil de riesgo (leve, moderado o severo). Así, si un anciano se cae en casa y no puede pulsar el botón por quedar inconsciente o herido, el sistema detecta que ha habido una aceleración importante y una pérdida de la verticalidad. Si a los pocos segundos no se incorpora, el propio dispositivo lanza la alarma «y desde Cruz Roja activamos la emergencia», señala el responsable.

El peligro de incendios, braseros y CO2

También se incorporarán detectores de humo programados para enviar avisos directamente a la central de Cruz Roja, que además alertarían a los inquilinos mediante señales luminosas y acústicas. «Otro muy importante es el detector de gas y de CO2, porque debido al problema de la pobreza energética, algunos mayores están volviendo a estufas de butano y braseros tradicionales que pueden generar accidentes domésticos por intoxicación», advierte Miguel Ángel Martínez.

Estas aplicaciones se facilitarán a los ancianos en función de la situación de cada uno. Pero hay más. La nueva teleasistencia incluye detectores de presencia (volumétricos), muy útiles para personas que viven solas. «Si instalamos por ejemplo uno en el dormitorio y lo programamos, el dispositivo avisa a la central de Cruz Roja si esa persona no ha salido del cuarto por la mañana», detalla el responsable. También hay detectores de apertura de puertas que alertan si se ha quedado abierta la entrada al domicilio, o si el anciano lleva demasiado tiempo sin salir del aseo, un espacio muy dado a los accidentes. «Otro ejemplo: si en el centro de día le dan la cena para que se la lleve a casa, podemos saber si la ha sacado de la nevera y la ha calentado en el microondas mediante la colocación de detectores en ambos electrodomésticos», especifica.

Abierta a más usuarios

«La existencia de estas tecnologías, y los nuevos modos de vida de los mayores, nos han llevado a la Diputación a dar el salto mediante el nuevo contrato. También hemos ampliado el perfil de los usuarios y hemos reducido los requisitos y la burocracia, para que sean más los que accedan a la teleasistencia», subraya Amelia Molero. La razón responde a un beneficio personal y social: «Estos servicios facilitan que las personas mayores o con discapacidad tengan autonomía», reflexiona.

Pero además, Cruz Roja, dentro del mismo contrato de teleasistencia con la Diputación, instalará 65 equipos innovadores con toma de biomedidas a usuarios de ciertos perfiles. Incluyen tensiómetro (tensión arterial), glucómetro (azúcar) o báscula, de modo que la persona puede tomarse los valores en casa. Si esas medidas se desvían de lo habitual, el sistema lanza una alarma a Cruz Roja, que en caso necesario llama a las familias y al centro de salud. Asimismo, incluidos en el contrato, Cruz Roja tendrá sistemas más avanzados de Teleasistencia Móvil Adaptada a disposición de los abuelos que sufren importantes deficiencias, y también de otras personas con discapacidad. Serán 50 equipos para invidentes (permiten un uso táctil y rápido del servicio) y para sordos (se comunican mediante una serie de mensajes pregrabados).

En definitiva, «nuevas tecnologías que permiten una atención individualizada, casi a la carta», matiza Miguel Ángel Martínez. «Y todo ello facilitará lo más importante: que los mayores sigan integrados en su entorno, evitando el desarraigo cuando se marchan a un centro residencial», incide la diputada.

Alarmas, confidencias y felicitaciones

Porque lo que está comprobado es que la teleasistencia salva vidas. Lo dice Cruz Roja, que lleva 26 años ofreciendo este servicio en Extremadura, y en concreto 15 en los municipios cacereños con la Diputación Provincial. «Permite intervenciones cruciales con los mayores, sobre todo si viven solos, desde urgencias médicas hasta caídas que en principio pueden revestir menor gravedad, pero que se complican bastante si la persona no es capaz de levantarse y pasa horas en el suelo expuesta a una hipotermia», indica Miguel Ángel Martínez.

Pero la aplicación real del sistema va más allá. «A veces los mayores pulsan el botón para contar algo que les ha ocurrido, o bien un disgusto por una discusión, o una alegría por la llegada de un nuevo miembro a la familia» revela. «Otras veces los nietos, el gato o el propio mayor pulsa el botón sin querer y aprovechamos para charlar un ratito». Además, Cruz Roja felicita a los usuarios en sus cumpleaños, en fechas especiales, y realiza llamadas de acompañamiento durante un tiempo cuando sabe que han sufrido la pérdida de un familiar que les afecta seriamente.

«Siempre nos dicen que somos uno más de la casa. Por eso es importante contar con un buen equipo humano, con personas que saben atender este servicio con una sonrisa a través del teléfono, estableciendo una complicidad con el mayor y dándoles siempre la seguridad que necesitan», concluye Miguel Ángel Martínez.

UN BOTÓN CONTRA LA DESPOBLACIÓN

Solo en la capital cacereña viven 17.259 mayores de 65 años y existen 1.600 hogares unipersonales (el 80% habitados por una mujer). Esta tendencia ha cambiado las políticas sociales de las distintas administraciones, que comienzan a poner el acento en la autonomía, más que en la dependencia. Es decir, consideran más ventajoso mantener al mayor en casa bien atendido, que trasladarlo a un geriátrico. ¿Por qué? Porque muchos se mantienen muy activos y dependientes, y porque en cualquier caso su salud física y mental se conserva mejor si siguen saliendo por su barrio, por las tiendas, charlando con los vecinos y paseando a sus mascotas.

En las residencias, por muchos cuidados que reciban y aunque estén en sus pueblos, los mayores tienden a acelerar su deterioro y a disminuir su ánimo. «Por eso consideramos importante que se puedan mantener en casa con servicios como la teleasistencia mientras sea posible», explica Amelia Molero, responsable de Políticas Sociales de la Diputación de Cáceres.

Pero además, dichos recursos permiten luchar contra la principal amenaza de esta y otras provincias: la despoblación. «Mientras los mayores se mantienen en sus casas, compran en su comercio, llaman al fontanero o al electricista, siguen arraigados a su entorno y contribuyen al reto demográfico contra la despoblación», señala la diputada. «Son por tanto muchas las ventajas que nos animan a las instituciones a favorecer que el mayor viva en su domicilio bien atendido y que sus familiares estén tranquilos».

Con tal fin, Amelia Molero avanza que las distintas instituciones extremeñas que ofrecen servicios a los abuelos (teleasistencia, Ley de Dependencia, Ayuda a Domicilio...), han comenzado a mantener reuniones para unificar estos recursos, y ampliar otros como terapia ocupacional o fisioterapia a domicilio. Todo ello para ralentizar ese drama que se produce cada vez que un mayor cierra su casa.