Siete conciertos de gran formato en solo seis meses (Izal, Robe, Fito&Fitipaldis, Melendi, Morat, Luis Fonsi y María Becerra), dos macrofestivales de los que atraen público de toda España (Womad y Extremúsika), y otros certámenes como el Irish Fleadh, el Blues o la primera edición del Huracán Fest con Mago de Oz como cabeza de cartel. Este año, Cáceres da alas a las grandes citas tras una pandemia que ha impedido utilizar el mayor templo de la música cacereña, el Recinto Hípico, pero además quiere que este arranque sea el inicio de programaciones anuales más ambiciosas, como las que hace tiempo disfrutaba la ciudad. El ayuntamiento ha lanzado el objetivo y los promotores, que de momento han propuesto una buena oferta, creen que efectivamente puede ser posible si se cumplen ciertas condiciones. Además, Cáceres dará el impulso final a su propia marca de festivales.

«Hace ya 30 años del mítico concierto de Dire Straits, con 35.000 espectadores en el Príncipe Felipe, y 10 años del primero de Extremoduro, con otros 15.000. Ahora, tras la pandemia, queremos recuperar la normalidad en la cultura pero a la vez potenciarla. Estamos realmente ilusionados con la programación», reconoce Fernanda Valdés, concejala de Festejos.

«Cada concierto será un acontecimiento, porque cada uno atrae a un tipo de público, y Cáceres tiene un público muy diverso. Además vendrá gente de fuera, al ser artistas con mucho poder de atracción», destaca la edil. Los siete directos con mayor convocatoria se han programado en el Recinto Hípico. Lo reabrirá Izal el 28 de mayo, «una buena apuesta para ferias». Le seguirá Robe Iniesta, que iniciará gira el 4 de junio en Cáceres, donde hay «muchas ganas de verle». Le seguirá Fito & Fitipaldis el 18 de junio; Mago de Oz el 25 de junio; Melendi el 30 de julio; Morat el 18 de agosto; Luis Fonsi el 19 de agosto; y la youtuber María Becerra, con seis millones de seguidores, el 24 de septiembre.

Los festivales ya van a toda máquina. Womad regresa del 5 al 8 de mayo con escenarios en la plaza Mayor, plaza de San Jorge y Santa María, además de otras propuestas por todo el casco histórico (Mercado Global, Comidas del Mundo, rastrillo de ONGs, talleres, proyecciones...). Llega a su 29º edición con un presupuesto cerrado de 420.000 euros. Extremúsika se anuncia para el 6-8 de octubre con 12.000 abonos ya vendidos, más de 40 grupos confirmados a los que se unirán «primeras figuras», y el reto de ofrecer «uno de los acontecimientos más importantes del año a nivel nacional».

De hecho, PSOE y Podemos acaban de pactar la puesta en marcha en 2022 de la marca ‘Cáceres, Ciudad de los Festivales’, una propuesta de los morados para reunir estas citas bajo un sello que impulse su calidad y su promoción. Porque además, la cultura en forma de grandes conciertos y certámenes genera beneficios para Cáceres, sobre todo en el sector hostelero, pero también en otros, y este plus en una ciudad turística debe potenciarse.

Hablan los empresarios

Ahora bien... ¿Será posible? ¿Cáceres puede mantener en el tiempo un calendario de conciertos del primer nivel? «La música de gran formato se programará siempre y cuando el promotor se arriesgue, y lo hará si espera un público suficiente. Cáceres llevaba mucho tiempo sin tantos conciertos de envergadura. ¿Continuarán el año que viene? Dependerá de cómo les vaya en 2022 a los promotores», argumenta Carlos Lobo, director de los tres mayores festivales extremeños: el Stone & Music (Mérida), Alcazaba (Badajoz) y Extremúsika (Cáceres).

Su firma, Promociones de Grandes Eventos, organiza más de 200 citas multitudinarias al año por todo el país (por ejemplo la nueva gira de Manolo García), una vasta experiencia que le permite constatar dos hechos. Primero, «Cáceres registra un buen nivel musical, su gente lleva dentro esa atracción por los conciertos, y por tanto el problema no es la venta de entradas». Segundo, «el Hípico resulta muy difícil de llenar. Hay muchos conciertos este año, ojalá todos funcionen». ¿Y cuál es la llave que puede acercar todos estos conceptos? La misma que explica por qué unos municipios tienen más conciertos que otros: las ayudas institucionales. «Si una ciudad te apoya al menos con la producción (cesión del recinto, limpieza, escenarios, generadores…), lógicamente te arriesgas antes que en otra», afirma Carlos Lobo. Y luego está la regla de oro: «Traer al mejor artista al mejor precio».

Para Carlos Ortiz, director de la promotora Backstageon, «una capital como Cáceres efectivamente necesita conciertos de primera línea durante todo el año y tiene recintos para ello, no solo debe limitarse al Hípico y al buen tiempo». Recuerda que el Multiusos, con más de 6.000 localidades, está «infrautilizado». También el Palacio de Congresos, con 1.300 butacas, puede dar mucho más de sí. «Y en verano es posible recurrir a la plaza de toros cuando cumpla las medidas seguridad».

Puesto que «la ciudad debe ofrecer música a lo largo del año», Carlos Ortiz recomienda «recuperar la experiencia tan positiva de la programación ‘Cáceres es cultura’, promovida por el Consorcio Gran Teatro el año pasado con conciertos de gran y mediano formato como los de Mala Rodríguez, Sidecars o Zahara, que funcionaron muy bien a un precio módico», recuerda. Aunque se organizó en sustitución del Womad (por la pandemia), con 42 actividades y 56 artistas, «habría que seguir aprovechando ese buen trabajo y englobar los conciertos bajo su paraguas». Además, Carlos Ortiz recuerda que una buena oferta cultural requiere un doble esfuerzo «público y privado».

Ganas de diversión

Por su parte, el promotor Paco Lobo (Lobo Records, Mosquito Espectáculos.....) considera «positiva» la vuelta de las grandes citas. «El tiempo dirá si funcionan, pero la intención es buena. La asistencia depende siempre del artista y seguro que, si la situación económica por entonces no es mala, la gente irá a ver a Robe, a Fito, a Fonsi… El público quiere divertirse y estamos en una ciudad con cultura musical, con salas que durante el año son referentes en formatos más pequeños».

Ahora bien. Paco Lobo lleva años manteniendo que Cáceres «necesita un espacio adecuado para grandes conciertos». De ahí que hace años presentara el proyecto Todo-Ocio al ayuntamiento (diseñado por el arquitecto Ángel González) a fin de transformar los 11.000 m² del Hípico en un espacio de macroconciertos, macrodiscoteca, cine, teatro…, «con buenos camerinos, buen acceso y buenas infraestructuras que redujeran los costes de un evento en más de un 20%. Sería un gran atractivo para los productores nacionales e internacionales, pero nunca se ha avanzado», lamenta.