El Museo de Cáceres lleva 27 años con una reforma aprobada que nunca ha acabado de solventarse, envuelta en una sucesión de demoras, trámites y traspiés que por fin se despejan. El Ministerio de Cultura, responsable de la misma, ha superado ya las exigencias administrativas y todo está listo para sacar a licitación la obra. Según informa la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, gestora del museo, se trata ya del único paso que queda pendiente, y que solo es cuestión de plazos, una vez que la actuación cuenta con el visto bueno y la licencia de las administraciones competentes.
En 1917 se inauguró este museo en el Instituto de Segunda Enseñanza (San Jorge). En 1933 se trasladó al Palacio de las Veletas (XVI) y en 1989 se incorporó un segundo edificio, la Casa de los Caballos (XVI). La última mejora de peso se acometió entre 1972 y 1976, pero quedó pronto obsoleta por la actualización de la normativa de los museos. Ya en 1986 se planteó la necesidad de una reforma, que tuvo que esperar a que el Ministerio de Cultura diera luz verde en 1995.
Desde entonces, tanto la Casa de las Veletas como la de los Caballos esperan su actualización (falta de presupuestos, crisis, fallecimiento del arquitecto, pandemia...), lo que a su vez ha impedido realizar arreglos, al considerar que siempre estaba próxima su gran reforma. La demora se ha convertido en un serio problema: los contenidos se presentan en vitrinas anodinas con iluminación inadecuada, como correspondía a épocas anteriores, lejos del atractivo de otros museos con modernos discursos expositivos y recursos interactivos.
El recinto precisa mejoras urgentes para solucionar las humedades (cubierta y muros) e instalar un sistema adecuado de climatización, puesto que las piezas requieren condiciones estables. La accesibilidad es indispensable (en silla de ruedas no es posible cruzar ni el umbral), y se necesita un núcleo de comunicaciones en el jardín para el nuevo ascensor. También habrá un sistema correcto de evacuación, se cambiarán los suelos y se llevará a cabo una profunda limpieza del aljibe.
