«Esa noche no faltó ninguna tarjeta magnética de las que sirven para abrir la bodega». Eso fue lo que vino a decir a la jueza el empleado que estaba en recepción la madrugada del 26 al 27 de octubre en la que se perpetró el robo millonario de Atrio. Lo desveló la abogada de la defensa de los detenidos, que aseguró que «fue un golpe tan limpio que nadie se dio cuenta del mismo». Explicó la letrada que esas llaves maestras donde se guardan algunos de los vinos más prestigiosos del mundo estaban en manos de los propietarios, del sumiller y del personal de recepción. «Todos tenían su tarjeta. Y no faltó ninguna», reiteró Córdoba.

Según la abogada existen solo sospechas que sitúan, según las cámaras de seguridad y la versión policial, a Priscila Lara Guevara y Constantin Gabriel Dumitru en el interior de la bodega. ¿Pero cómo entraron allí?, ¿utilizaron una de esas tarjetas?, ¿se hicieron previamente con una y realizaron una copia? o ¿acaso algún miembro del hotel por despiste dejó la puerta abierta y los acusados accedieron a su interior?

Esta última es una de las tesis que con más ahínco defiende Sylvia Córdoba. Es lógico si se tiene en cuenta que si eso hubiera sido así, es decir, que la puerta estuviera abierta, el robo de Atrio ya no sería robo sino hurto y la pena para sus defendidos bajaría considerablemente.

Empleado de recepción que testificó ayer. CarlaGraw

«El empleado de recepción entró a las once de la noche a trabajar. Dijo que no vio a nadie deambulando por el hotel, que no notó nada extraño y que cuando dos huéspedes le pidieron de comer de madrugada, subió a la habitación y luego los despidió cuando se fueron por la mañana sin reparar en ningún movimiento raro», comentó Sylvia Córdoba ayer a las puertas del Centro Penitenciario de Cáceres al que se trasladó tras la declaración para ver a sus representados.

El robo se produjo en la madrugada del 26 al 27 de octubre cuando una mujer que se alojaba en el hotel cenó junto a un hombre y hacia la una y media de la madrugada pidieron algo de comer a la habitación. El objetivo era, según la versión policial, apartar al recepcionista del visionado de las cámaras, momento que aprovecharon para bajar a la bodega y perpetrar el robo. Constantin Dumitru accedió al bunker que guarda los poderosos caldos, cogió las botellas que envolvió en toallas y metió en dos grandes bolsas y una mochila y ambos abandonaron a pie el hotel hacia las cinco de la madrugada.

El pasado mes de marzo, cinco meses después de los hechos, los gerentes del restaurante cacereño llegaron a un acuerdo con su compañía aseguradora para cobrar una cantidad por el robo de las botellas, que siguen sin aparecer

La salud

Finalmente, tras seis meses de seguimiento, los presuntos autores fueron detenidos el 19 de julio cuando intentaban cruzar con un vehículo la frontera entre Croacia y Montenegro. Su extradición a España se produjo diez días después. Los pillaron en Croacia durante una operación policial internacional tras emitir la Euroorden de detención el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Cáceres que instruye la causa.

Representantes de los seguros de Atrio. CarlaGraw

Según la policía, son «especialistas» en este tipo de delitos, ya que él había sido detenido por casos similares de robos de botellas de vino o alcohol de alto valor en el mercado, y tiene causas pendientes de años anteriores en dos juzgados de Madrid. A Priscila Lara Guevara no le constan antecedentes penales. Ambos mantienen una relación sentimental (él tiene 47 años, ella 29) y desde que cometieron el robo de Atrio viajaron por Europa con pasaportes falsos y siempre en coche para no dejar rastro en los aeropuertos.

A los pocos días de cometer el robo se marcharon de España para visitar Rumanía y luego volvieron a España. Desde entonces se movieron por otros países y estuvieron en Croacia en varias ocasiones a donde volvían, tras visitar Montenegro, cuando fueron detenidos en el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina. Al ser detenidos entraron en una prisión croata y ya en España, el 4 de agosto ingresaron por orden del juzgado cacereño en la prisión de la ciudad.

Cuando Sylvia Córdoba salió ayer de visitarlos dijo que especialmente Priscila Lara Guevara se encuentra mal, «muy mal», reiteró. «Muy perjudicada; con mucho miedo de lo que pueda pasarle si regresa a su país después de tanta exhibición mediática». A eso se suma «el estado de salud que se le está complicando. En la cárcel no puede tener la misma atención médica que ella tenía en libertad y eso nos tiene preocupados. Padece hipoglucemia y otras dolencias y necesita una dieta. Tiene problemas cardiacos y en eso hemos basado y puesta en libertad». Esa petición para dejarlos libres la debe decidir la Audiencia Provincial tras ser denegada por la jueza.