«La estatua de Buda será de un tamaño similar a la de la Libertad (sin la base); es un elemento lo suficientemente atractivo como para atraer turismo por sí solo», asegura Ricardo Guerrero, patrono de la Fundación Lumbini Garden (FLG) y responsable de relaciones institucionales y asuntos budistas. Se trata de una estatua de Buda sedente de 47 metros, que llegará a pesar entre 5.000 y 6.400 toneladas, puntualiza el arquitecto Tomás Vega. Una estructura de hormigón de piedras de jadeita blanca «una encima de otra».
Guerrero añade que la finalidad del proyecto trasciende la meramente turística: «Esto es un proyecto cultural que puede cambiar la historia de Cáceres como lo hizo el Guggenheim en Bilbao».
Con estos mimbres, la FLG vuelve este jueves a poner encima de la mesa el peso específico del proyecto ‘Gran Budddah’. Lo harán miembros del patronato, que se verán las caras con los responsables políticos en el despacho del alcalde, Rafael Mateos, esta misma mañana.
El monte Arropez se ha convertido en el principal escollo para que el proyecto salga adelante en la capital cacereña, pese a que la FLG insiste en que el complejo budista es «completamente compatible con la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA)».
Un aspecto que se abordará en dicha reunión. En concreto, el presidente de la FLG, José Manuel Vilanova, ha criticado la visión que aún se tiene de este proyecto, que es «cultural; no sólo turístico».
Y subraya que este proyecto «puede cambiar la historia de Cáceres». Y añaden que «los acuerdos están firmados y tienen el respaldo de gobiernos y hasta de casas reales; si esto se cae, los que damos la cara somos nosotros», en palabras de Guerrero.
«Aquí no hay nada oscuro detrás; no nos llevamos comisiones por esto»
Los promotores del templo budista de Cáceres: «Llevamos 3 años detrás de este proyecto»
Relación con el ayuntamiento
No obstante, desde la FLG suavizan la situación y puntualizan que «nuestra relación con el ayuntamiento es buena, pero no hemos sabido transmitir la esencia del proyecto a los nuevos políticos ni a la ciudadanía».
Asimismo, insisten en que «nosotros queremos seguir en el Arropez, porque medioambientalmente nuestro proyecto es compatible; otra cosa es desde el punto de vista urbanístico. Ahí, serán los técnicos los que dictaminen». Igualmente, aclara Guerrero que «aquí no hay nada oscuro detrás; no nos llevamos comisiones por esto».
En esta línea, Vilanova insiste en que «la totalidad del mismo, tal y como se presentó en su momento al Ayuntamiento de Cáceres, una vez contempladas y analizadas todas las actividades y usos previstos, es adaptable y compatible con la ZEPA». Todo ello, «considerando el impacto previsto, la zonificación de la ZEPA y el Plan de Gestión». Circunstancias que, previsiblemente, quedarán despejadas hoy en la mencionada reunión.