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Cierra la Joyería Saymon, el oro de la calle Colón de Cáceres

La castiza calle de la ciudad dice adiós a uno de sus últimos baluartes, la joyería de Aurelio, que ha bajado la persiana después de atender con profesionalidad y cariño a varias generaciones de cacereños

Joyería Saymon ha bajado la persiana en la calle Colón.

Joyería Saymon ha bajado la persiana en la calle Colón. / MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Nos dijo adiós la tienda de las fotocopias, nos dijo adiós la Mercería López y ahora nos dice adiós la Joyería Saymon, que durante tantos años nos ayudó a elegir los regalos de la comunión, los de la pedida de boda y a cambiarle las pilas al reloj. Ha dejado un vacío difícil de llenar este negocio que también funcionaba como taller de relojería y venta de bisutería. Trabajador, buena gente, su dueño, Aurelio, ha bajado la persiana por jubilación y la calle sigue su camino envuelta en la vereda de la melancolía.

Imagen de la familia Guardiola.

Imagen de la familia Guardiola. / EL PERIÓDICO

Es una melancolía que nos habla de un tiempo pretérito, cuando a Eduardo Guardiola, que era un comandante de Infantería natural de Villafranca de los Barros que se casó con Rosario Martín, que también era de Villafranca, lo destinaron a varias ciudades de España, entre ellas Madrid, donde pasó la guerra y vivió años muy duros. Al acabar la contienda lo mandaron a Cáceres, al cuartel Infanta Isabel, y se instaló junto a su mujer y sus cuatro hijos: Eduardo, Carmen, Charo y Blanca, en un bajo del número 21 de la calle Colón, justo enfrente de Musical Barragán. Era aquella una casa grande, con un patio enorme y muchísimas macetas.

La familia Guardiola.

La familia Guardiola. / EL PERIÓDICO

Los Guardiola eran vecinos de don Luis Valet y Estela, que era modista; Joaquín Fernández y Magdalena Bello; Manolo Leal y Pili Muro, padres del traumatólogo Alejo Leal; los López Duarte; el pediatra don Felipe Altozano y María; los Martín Santos, hermanos del médico Martín Santos; los Macías, familia del peluquero Luis Macías... En Colón estaban el Bar Béjar cuya historia se remonta más de 50 años atrás, cuando los hermanos Béjar Batuecas lo fundaron; luego se tiró lo menos 20 cerrado y ahora es un estudio de tatuajes. Ese bar, junto a la Armería Martos y Musical Barragán (que aún sigue en su lugar) fue buque insignia de esta calle. Detrás del Béjar hay toda una historia de vida, la de Manolo Béjar, su hermano y su hermana, que dedicaron esfuerzo e incontables días de trabajo en este establecimiento, que fue mítico, como también lo fue la frutería de Alfonso y Aquilina, que su hijo Alfonso llevó luego el Supermercado Caballero, que ahora es un gimnasio.

Imagen de Supermercado Caballero.

Imagen de Supermercado Caballero. / EL PERIÓDICO

El Béjar era un bar pequeño, de barrio, donde acudía mucha gente a tomar los vinos a mediodía y el café de la tarde. Allí se vendían helados Frigo, que los muchachos los cogían por la ventana, y fue de los primeros locales del barrio en tener máquinas de videojuegos. El padre de Manolo era Policía Nacional, y uno de sus sobrinos, Miguel Ángel, lleva un taller mecánico en La Mejostilla.

En el Béjar se vendían las entradas del Cacereño cuando a los padres ser socios del equipo les costaba ocho duros y cuando el club jugaba en la Ciudad Deportiva, en la época de Tate, Valero, Cano de portero...

Un clásico

El bar, de esos de toda la vida, un auténtico clásico, tenía una gran clientela y estaba siempre lleno. Sin duda, marcó una época que aún permanece en la memoria de muchos cacereños, especialmente los vecinos más veteranos del barrio. El tiempo pasó, el bar cerró y ahora en Colón continúa La Alacena de Pilar, donde no falta el pan del Casar, y los Pollos Asados El Kikiriki, el asador más antiguo de Cáceres fundado en 1981 por Antonio Caballero junto a su mujer, Paqui Moreno, y que es una tradición del domingo: pollo en El Kikiriki, pan donde Pilar y El Periódico Extremadura en el estanco de Coque Sánchez. Eso sí, nos falta Saymon, el oro que durante generaciones dio brillo a Colón.

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