El propietario de la embarcación que salió ardiendo el pasado 18 de agosto dejando a ocho personas heridas por quemaduras, entre ellas dos niños y un bebé, solicita más seguridad en la zona del Anillo del pantano de Gabriel y Galán, donde ocurrió el accidente. «En unas instalaciones que han costado un quinquillón de euros no existe un registro de los que salen a navegar, si alguien desaparece nadie se entera», se queja José Luis Castro. Propone que se contrate a alguien para que realice un registro a la entrada del embalse de las personas que cada día salen a navegar en piraguas o en vela y después se compruebe si esas personas han vuelto. «Que alguien se preocupe, porque normalmente en el pantano no hay nadie, si sucede algo nadie se enterará», señala José Luis Castro.

Tras lo ocurrido la única medida que se ha tomado ha sido la prohibición de que barcas con motor naveguen en El Anillo. «No tiene sentido. Lo que ocurrió a mi embarcación fue mala suerte pero no puede ser que prohíban ahora su uso a todo el mundo, lo normal sería que aumentaran las medidas de seguridad», indica el propietario de la barca.

José Luis Castro hizo estas declaraciones ayer en la entrega de condecoraciones que Protección Civil dio a las cinco personas que salvaron la vida a los ocho accidentados aquel día: el guardia civil fuera de servicio, Miguel Ángel García; sus dos hijos, Raúl Miguel y Christian; el Policía Nacional también fuera de servicio, Manuel Ángel Jiménez y el vecino de Zarza de Granadilla, Ezequiel Crego. Los tres primeros ya recibieron la cruz al mérito con distintivo blanco de la Guardia Civil el pasado 12 de octubre.

En piragua / Los hechos ocurrieron pasadas las ocho de la tarde del 18 de agosto. En las inmediaciones del embalse de Gabriel y Galán se encontraba el guardia civil Miguel Ángel García junto a sus dos hijos y su mujer disfrutando de paseos en piragua. En ese momento estaban sobre la misma, dentro del agua, Miguel Ángel García y su hijo menor, Raúl Miguel, cuando a lo lejos escucharon un fuerte estruendo que provenía de una embarcación que había comenzado a arder a consecuencia de la explosión del motor. Ambos, sin pensarlo, comenzaron a remar hasta la barca, de la que se habían tirado seis de los ocupantes huyendo de las llamas. Tenían gran parte de su cuerpo quemado. Sobre la embarcación quedaba solo un hombre con un bebé de tres meses en brazos. Ambos se llevaron al pequeño hasta la orilla.

Una vez allí les esperaba el hijo mayor de Miguel Ángel, que se subió a la piragua con su padre para volver a salvar a más ocupantes. «Recogí a una niña que senté delante de mí, no hablaba. Sobre las piernas de mi padre venía otro niño sentado que no paraba de gritar. Cuando llegamos a la orilla me di cuenta de que sus piernas estaban completamente quemadas, eran de color rojo y no tenían piel. Si tengo que quedarme con algún recuerdo sería con el abrazo que dio Beatriz a estos dos pequeños, sus hijos, cuando llegó a la orilla», recordó ayer Christian García tras recibir la condecoración.

Más rescates / Después volvieron a por el resto de las personas que se encontraban en la embarcación, logrando rescatar a la madre de los dos niños y al padre, que tenía todo su cuerpo lleno de quemaduras .

El policía nacional Manuel Ángel Jiménez y el vecino Ezequiel Crego pusieron en marcha una zodiac que se encontraba estacionada en la zona del Anillo y fueron a rescatar al resto de las personas de la barca: los padres del bebé y el dueño de la embarcación. «Cogimos una zodiac sin saber cómo funcionaba. Nunca habíamos cogido una, pero nos acercamos a la barca como pudimos», recuerda Manuel Ángel.

La embarcación seguía ardiendo y se dirigía hacia una zona de pinares de alto valor ecológico. Varios bomberos cogieron la zodiac para transportar los extintores e intentar apagar el fuego. Sin embargo, ante las dificultades para su extinción, decidieron remolcar la barca. A los 80 metros comenzó a hundirse, arrastrando a la zodiac y a sus ocupantes. En ese momento el guardia civil fuera de servicio cogió la piragua para salvar a los bomberos.

«Salió bien» / «Tuvimos suerte de que todo salió bien. Fue algo que no pensamos, vimos la embarcación en llamas y directamente fuimos hasta ella, sin saber lo que nos íbamos a encontrar», recuerda Miguel Ángel García.

El acto, que tuvo lugar en el complejo cultural San Francisco, contó con la presencia de la Delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, de las Subdelegadas del Gobierno en Cáceres y en Badajoz, Jerónima Sayagués y Pilar Nogales, respectivamente, y del director general de Protección Civil, Juan Antonio Díaz Cruz. «Son un ejemplo de quienes, con valor, salvan vidas en circunstancias muy complicadas. Son héroes de lo cotidiano», dijo Díaz sobre los condecorados. El acto terminó con la actuación de la banda provincial.