Concluyen las prospecciones arqueológicas y geomineras en Lograsán
El proyecto ha permitido entender la integración del Cerro de San Cristóbal
El proyecto de investigación sobre la explotación tartésica del estaño en San Cristobal de Logrosán, denominado ‘Logrotín’, ha dado por concluida la campaña de prospecciones arqueológicas y geomineras selectivas estructuradas en torno al eje del río Ruecas. Se trata de una actuación contemplada en la segunda anualidad del proyecto, y desarrollada a lo largo de tres marcos geográficos diferentes (la sierra de las Villuercas, la dehesa y las Vegas Altas del Guadiana). En ellos se ha constatado y registrado una ocupación diferencial de dichos entornos desde la Prehistoria a la actualidad. En este contexto, particular interés ofrecen los registros adscritos a la Protohistoria, fundamentales para entender la integración del Cerro de San Cristóbal en la realidad poblacional inmediata, aseguran los responsables del proyecto.
Con esta actividad se ha pretendido reconocer el poblamiento y el distrito minero del que debió formar parte la explotación de casiterita del Cerro de San Cristóbal, entre los siglos IX-VII a.C. Asimismo, se ha valorado las conexiones con los valles de Las Villuercas y el Guadiana, gracias a la participación de Ignacio Pavón, David M. Duque, Esther Boixereu y Alonso Rodríguez.
Posteriormente, la recuperación e integración de la documentación de los trabajos dirigidos por Craig Merideth entre 2000 y 2002, depositados actualmente en el UCL Institute of Archaeology de Londres, ha sido otro de los ejes que ha marcado el desarrollo del proyecto, así como la difusión socio-patrominal en el marco del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, a través del Museo Geológico y Minero ‘Vicente Sos Baynat’ y el Proyecto Minas de Logrosán, impulsado por el ayuntamiento de la localidad. Dichos estudios, realizados a principios del siglo XXI, han permitido reconocer un núcleo minero-metalúrgico dedicado al beneficio del estaño en época tartésica. Tras la inesperada muerte de Merideth en 2005, el proyecto ha pretendido continuar su labor en este enclave. Pese a estar muy alterado por las explotaciones de los años cincuenta, se pudieron documentar restos de cabañas, trazas de labores antiguas y de la explotación y uso del estaño.