«Hacemos lo necesario para sobrevivir», afirma Aurora Blas Orgaz, propietaria del bar El Cazador, ubicado en la carretera de Valdelacasa, en el número 4, del municipio cacereño de Garvín de la Jara, uno de los establecimientos emblemáticos de la bella comarca de la Jara; no en vano lleva abierto desde hace más de 39 años y ahí sigue después de todo el sufrimiento de la nueva realidad marcada por la pandemia sanitaria del coronavirus.

«Con esto de la crisis del covid-19 lo llevamos muy mal», indica detrás de la barra esta mujer luchadora. Trabaja ella sola y continúa al pie del cañón, siempre con el apoyo de su marido. Mientras atiende a El Periódico, los clientes habituales charlan amigablemente en la bonita terraza de la que dispone el local mientras saborean y disfrutan sus exquisitos pinchos del mediodía.

El Cazador dispone de una carta muy variada, pero como bien dice su nombre son especialistas en carne de caza. «En las épocas buenas de las monterías he cocinado migas para más de 140 personas», recuerda Aurora, una persona siempre amable y profesional en este sector de la hostelería.

El bar de Garvín de la Jara posee igualmente de unas estupendas judías blancas. «Es cocina casera; así que disponemos de carrilleras, servimos cocidos, lo que me piden». Abre todos los días del año a las 7 de la mañana, y por algo el establecimiento es una institución y una referencia en el pueblo.

Aurora tiene 69 años; el bar también es estanco y ella desea jubilarse pronto. Acumula decenas de anécdotas de todo su largo periplo profesional. «Mi cama han sido las escaleras que hay en el establecimiento durante las ferias de la localidad. No me daba tiempo de cerrar y me quedaba muchas noches dormida en la escalera. Hacía más de 20 horas de trabajo».

El local, con una decoración rústica donde no faltan los trofeos de caza en las paredes, es uno de esos sitios con alma, donde sientes el calor del hogar, la agradable conversación y el buen yantar. Es además un gran ejemplo de lucha la de Aurora y su familia. Continúa al pie del cañón mientras sirve vino y cerveza sobre una barra en la que nunca faltan los platos más suculentos.