machismo

De muñecas hinchables

Imagen de manifestaciones en la sede del PSOE en Madrid.

Imagen de manifestaciones en la sede del PSOE en Madrid. / EL PERIÓDICO

José Manuel Rodríguez Figueredo

Se preguntaba días atrás Julio Llamazares que por qué en las manifestaciones de Ferraz solo había muñecas y no muñecos, que qué es lo que les molesta tanto a los manifestantes de la ultraderecha de las ministras que no parece molestarles de igual modo de los ministros. Qué de dónde viene ese odio hacia la mujer que hace que se le niegue incluso su condición de persona, identificándola con una muñeca hinchable que sólo sirve para satisfacer al hombre.

Buenas preguntas para hacérselas a las mujeres diputadas, afiliadas, simpatizantes y votantes del PP-Vox. Claro que muchas de ellas dirán que es lo que han vivido y conocido en sus casas y familias. Algunas, tan finas y bien educadas, para ejercer de floreros y tener muchos hijos, para que no se extinga su estirpe. Otras, por no contravenir las directrices de partido, tragando todo esto, aunque en muchos casos -estoy seguro, o quiero creer- les gustaría manifestar sus sentimientos de defensa de toda, de cualquier mujer. Y escribo este comentario no queriendo ofender ni faltar al respeto a ninguna de ellas, porque yo no las considero «muñecas hinchables, sin alma y sin voluntad, a las que se las puede pinchar y dejar sin aire cuando uno quiera» Pero es muy triste su silencio, salvo escasas excepciones.