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DIRECTOR DE CINE

Oliver Stone: "La verdad es que EEUU está podrido"

Oliver Stone: "La verdad es que EEUU está podrido"

A lo largo de cuatro décadas, Oliver Stone ha permanecido obsesionado con un tema: Estados Unidos. De hecho, especialmente en el periodo de su carrera comprendido entre Salvador (1986) y Nixon (1995), su tema de cabecera ha sido la insania que aparentemente ha impulsado a su país durante la segunda mitad del siglo XX tanto dentro de sus fronteras como fuera de ellas. Por ese motivo, resulta casi sorprendente que el cineasta de 66 años haya tardado tanto para abordar un proyecto como The untold history of the United States , miniserie documental de 10 episodios recién presentada en el Festival de San Sebastián, destinada a contrarrestar el retrato del imperio perpetuado por los libros de historia. El próximo lunes se estrena en Televisión Española.

--A lo largo de su carrera usted ha meditado sobre la historia americana, pero por supuesto nunca de forma tan exhaustiva como en esta serie. ¿Diría que es su obra magna?

--Sí, la considero el logro más significativo de mi carrera. Asimismo, es una forma de intentar entender mi propia vida. Yo fui conservador durante buena parte de mi vida, porque mi padre era republicano y yo fui educado como tal. Yo creía en América, era todo un patriota. Tenía miedo de los comunistas. Fui a Vietnam. Y hasta que cumplí los 40 viví como un sonámbulo, sin darme cuenta de nada. Cambié de forma radical durante el rodaje de Salvador (1986), mientras Ronald Reagan estaba en el poder. En todo caso, este documental ha sido inspirado por George W. Bush. Sus ocho años en el Gobierno fueron tal desastre, tal pesadilla, que sentí la necesidad de hacer algo.

--Pero el documental sostiene que Bush no es sino una consecuencia lógica de una mentalidad impulsada por Harry S. Truman y que se impuso en su país tras la segunda guerra mundial.

--En efecto, Bush es solo un eslabón más del sistema. Al llegar al poder Bush dijo que Truman era el presidente que más admiraba, y eso ya hizo saltar todas mis alarmas. Comprendí que debía de haber algo turbio en Truman: no fue el héroe del pueblo llano que muchos han querido ver en él. Igual que Bush, fue un completo idiota, un hombre muy estrecho de mente. Y ambos se fueron de la presidencia dejando atrás verdaderos desastres. Si Roosevelt hubiera vivido tres meses más, el tiempo necesario para tomar él mismo la decisión sobre Hiroshima y Nagasaki, el mundo habría sido muy distinto.

--¿Qué es el excepcionalismo americano?

--Después de 1945 decidimos que éramos los buenos, y que nadie nos podía vencer. Todos los demás países son codiciosos y nosotros somos altruistas, benévolos y generosos, y nos interesa la libertad y la democracia. La bomba nos dio el derecho a inventar nuestra propia moralidad. Y a pasearnos por el mundo haciendo lo que nos dé la gana. Participamos militarmente en todas partes: tenemos una presencia militar en 132 países. Tenemos mil bases militares y un enorme arsenal nuclear. Invadimos y destruimos Irak, y nos creemos con derecho a hacerlo. Y, empachados de esa autoridad moral, esperamos dominar la tierra, el mar, el aire, el espacio y el ciberespacio. Vamos en busca del dominio total.

--No es un futuro muy halagüeño.

--Es un futuro distópico. Estados Unidos ha perdido su alma. Empezamos a perderla en 1945 y seguimos perdiéndola cuando Eisenhower multiplicó por 25 el arsenal nuclear del país durante su mandato. La perdimos de nuevo en Vietnam. Y la seguimos perdiendo. Fuimos a Afganistán en busca de Al Qaeda y nos gastamos unos cien mil millones de dólares al año para derrotarlos, a pesar de que no quedarán allí más de 50 miembros de Al Qaeda. Somos una nación de matones. Como digo, hemos perdido el alma muchas veces, pero no se ha perdido del todo. Por eso estoy luchando para salvar lo que queda de ella.

--¿Qué opina de Obama?

--Se suponía que Obama iba a marcar la diferencia, en parte porque hacía gala del talante más reformista que uno podía imaginar. Pero cada vez que pienso en las elecciones del 2008 se me rompe el corazón. Me siento estafado por él, porque el presidente no ha llegado a hacer lo que prometió que iba a hacer. Se limitó a coger el dinero de Wall Street y puso en su Gabinete a gente conservadora, como Hillary Clinton. Y ha continuado las políticas ilegales de Bush. La triste verdad es que mi país está podrido y desde John Fitzgerald Kennedy nadie ha tenido agallas para cambiar nada.

--¿Por qué cree que esta versión de la historia americana ha permanecido oculta?

--Tiene que ver, entre otros motivos, con el sistema educativo. De entrada este documental no está disponible en los institutos americanos. La historia que mis hijos estudian es solo parcialmente correcta. En las escuelas se enseña una versión Disney de la historia, una narrativa triunfalista: América siempre gana, y siempre tiene la razón. ¿Y qué decir del papel educativo que ejerce la televisión, invadida por la telerrealidad y el fútbol y otras estupideces?

--¿Cree usted que figuras como los soplones Bradley Manning y Edward Snowden servirán para cambiar el modo que tiene Estados Unidos de hacer política?

--No lo sé, pero al menos ellos han hecho algo. Pese a que pasen a la historia como enemigos del Estado, pese a que vayan a la cárcel, tenemos mucho que agradecerles. Y resulta irónico que Snowden haya tenido que refugiarse temporalmente en Rusia, considerando que en 1945 habría tenido que dejar Rusia para pedir asilo político en mi país. El mundo está patas arriba, y a lo largo de mi vida he sido testigo.

--Como su documental demuestra, para poder mantenerse a sí mismo el Imperio necesita enemigos. ¿Cuál es el próximo gran enemigo de Estados Unidos? ¿China?

--Fuimos nosotros, por cierto, quienes creamos el terrorismo islamista, puesto que durante la guerra fría cualquier intento de crear un movimiento político secular o laico en el mundo islámico era tachado rápidamente de comunista. ¿China? Los chinos no tienen poder militar y lo saben.

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