Casada o solterona, bruja o ramera, esclava o reina, todas las mujeres son captadas por la pluma de Ángela Vallvey en Breve historia de las españolas, un libro en el que desentraña el papel de las mujeres en todos los momentos de la historia, desde la apicultura prehistórica al movimiento del 8-M.

«Hay que mirar la historia con los ojos del interés por el papel que ha jugado la mujer, hay pinturas rupestres que las muestran recolectando miel, tenemos a la dama de Elche como sacerdotisa... Lo que falta es interés y no información», concluye Vallvey (Ciudad Real, 1964) sobre la presencia femenina en la historia en una entrevista con Efe.

A lo largo de sus 600 páginas, la autora tira del hilo para dar con mujeres influyentes como es el caso de la bella Annia Faustina, esposa del emperador Marco Aurelio, de quien se decía que manejaba los hilos de Roma y envenenaba a sus amantes; o la reina Urraca I de León, Doña Urraca, maltratada por su marido impuesto, Alfonso el Batallador.

La Breve historia de las españolas (Arzalia Ediciones), traza el retrato de un grupo de españolas «hasta ahora silenciadas a conciencia por cronistas e historiadores por falta de interés», lamenta la autora, que asegura que hasta hace nada las mujeres eran «personas de segunda categoría».

Para Vallvey, además, sigue habiendo miedo a que la mujer sea libre porque eso «disolvería la sociedad tal y como la entendemos». «La mujer siempre ha sido la forjadora de la unidad familiar y mantenerla atada al hogar garantiza la estabilidad, si sale de casa todo se rompe», añade.

Aunque ahora que una mujer trabaje fuera del hogar es normal, cree que la liberación no es plena porque «no ha cambiado la percepción de la mujer desde el punto de vista de sus relaciones sexuales, sigue siendo controvertido y las violaciones múltiples hablan de cómo es mal recibida la libertad sexual femenina».

De hecho Vallvey, ganadora del Premio Nadal en 2002 con Los estados carenciales, considera que la forma de distinguir a los hombres avanzado es observando «cómo trata a la mujer» y ver si la considera «un igual o un bien mueble más de la casa».

El libro ejerce una labor divulgativa con información que Vallvey se queja de no haber recibido hasta ahora: «Reviso una historia que me hubiese gustado que me contasen completa, necesitaba rellenar las lagunas que tenía en la memoria». Ella ya había llevado a cabo la labor literaria con perspectiva de género desde la ficción con su reescritura de los cuentos clásicos infantiles.